metas

Cualquier proceso de coaching trabaja las metas. Y, establecer metas y acompañadas de un plan de acción y fijar límite temporal es, sin ninguna duda, lo que permite alcanzar los sueños.

El éxito de una persona depende de lo claro que tiene lo que quiere, cómo y cuándo lo va a conseguir. Y de que se haga las preguntas correctas en le momento adecuado:

¿Qué quieres?

Puede parecer una pregunta obvia, pero lo cierto es que la mayoría de la gente no sabe exactamente lo que quiere… Muy pocos son los que se sientan con papel y boli en mano a plasmar lo que realmente quieren.

Es habitual tener un idea, pero no tanto que esa idea esté escrita y especificada con palabras concretas. De esta manera es difícil poner el foco en lo que se quiere lograr.

¿Cómo lo puedes lograr?

Si ya has escrito tu meta, la siguiente pregunta es: ¿cómo?

Es un factor fundamental y determinante tener claro cómo lo vas a lograr, por lo que necesitarás elaborar un plan de acción.

Si tu objetivo es grande, márcate metas más pequeñas que puedas ir alcanzando a corto y medio paso y te permitan acercarte al objetivo final.

 

¿En cuánto tiempo lo lograrás?

Si has logrado responder las dos primeras preguntas, es hora de poner fecha límite estimada para alcanzar tu meta. ¿Cuánto tiempo tardarás en lograrlo?

Fijar fecha ayudará a tu cerebro a centrarse en alcanzar lo que te has propuesto…

 

Te recomiendo siempre dejar todo escrito: lo que quieres, el plan de acción y la fecha que te has marcado. Lee cada día tu objetivo, dedica unos minutos de tu día a leer y recordar esa meta y, a poder ser visualízala.

Procura no irte un solo día a la cama sin haberte preguntado antes qué puedes hacer hoy para dar un paso más en dirección a tu objetivo. Sé firme, asegúrate de automotivarte cada día y aprende todo lo que puedas para alcanzar esa meta, de manera que cuando si se presenta alguna oportunidad estés preparad@ para identificarla y aprovecharla.

 

 

éxito

Siento decirte que no, el triunfo y el éxito, no son gratis.

Especialmente ahora, que vivimos hiperconectados, podemos acceder a un sinfín de informaciones y contenidos que nos invitan a iniciar nuestro camino al éxito. Hasta aquí de acuerdo. Ahora bien, me sigue impactando como muchos «profesionales» siguen hablando del éxito como si se tratara de una simple cuestión de optimismo.

Podemos comparar el éxito con un gran iceberg. Lo que vemos sobre la superficie no es más que un pequeño porcentaje de la totalidad. Bajo lo que vemos, existe una gran masa compuesta de sacrificios, decepciones, disciplina, dedicación, esfuerzo, perseverancia, aprendizaje, errores

El coaching, te ayuda a definir tus metas y a crear una hoja de ruta que te permita, poco a poco, recorrer el camino que te separa de ellas hasta alcanzarlas. Pero no lo harás por arte de magia, así que parte del proceso implica que tomes conciencia sobre el esfuerzo que exige iniciar el camino hacia tus objetivos y de las herramientas que vas a necesitar para poder recorrerlo y finalmente cruzar cada una de las metas que te has marcado.

Esfuerzo, dedicación, autodisciplina y mucha energía son los ingredientes principales para la receta del triunfo. Muchos, ponen freno el entender que todo lo que hay que invertir, quizá, no les compensa. Demasiado energías para recompensas no inmediatas. Quizá. Es una decisión legítima. Y es que esto funciona así, uno no puede acercarse a sus rosas sin riesgo de pincharse con sus espinas.
Cada uno decide si sus rosas merecen tanto la pena como para soportar alguna que otra herida.

Continuamente recibimos mensajes que nos incitan a creer lo contrario. Hoy, estamos rodeados de mensajes publicitarios que nos invitan, a través de productos y/o servicios a «lograrlo sin esfuerzos»; «pagar sin darnos cuenta», etc.
Es un lenguaje atractivo, pero irreal, idealizado, incierto.

Para evitar abandonar en el primer intento, resulta fundamental esa toma de conciencia. y una profunda reflexión que responda a algunas preguntas importantes y muy relevantes. Pregúntate, ¿qué quieres lograr?; ¿realmente merece el esfuerzo que tendrás que hacer?; ¿realmente, hasta dónde estás dispuest@ a comprometerte para alcanzar tus metas?; plantéate la posibilidad de no lograrlo, ¿qué pasaría? Y, sobre todo, responde a esta pregunta, ¿cómo y en qué cambiaría tu vida si logras tus objetivos?

tener la razón

Se trata del premio que promete toda discusión. Y todos quieren tenerla: jefes y empleados, padres e hijos, etc. ¡Sí, me refiero a la razón!

Me centraré, como hago habitualmente, en el ámbito laboral y de la empresa, aunque lo cierto es que esto lo podemos aplicar a cualquier parte de nuestra vida: cuando alguien tiene una imperante necesidad de tener siempre la razón, es síntoma de inseguridad.

Y cuando hablamos de trabajo, un profesional, sea jefe o no, que necesita llevar siempre la razón, demás de síntoma de inseguridad, estamos ante una clara incompetencia.

No aceptar las equivocaciones, cuando no aceptamos que alguien nos lleve la contraria, no hay duda, existe un problema importante de inseguridad en nuestro interior.
Esta actitud lleva a enmudecer el talento, oculta la brillantez e impide que salga a la superficie y que todo el equipo y la empresa o proyecto se beneficien de él. Por ello, cuando esa necesidad de poseer la razón a toda costa se encuentra en un jefe o superior, agrava la situación.

Pero detrás de todo esto se oculta algo más: MIEDO. Un jefe incompetente con la necesidad de tener continuamente la razón es un profesional con miedo, mucho miedo: miedo a quedar en evidencia, a lo que dirán los demás, a perder la razón porque es lo que sostiene su propia identidad.
Y el miedo no superado, el que so no se enfrenta, en fuente de sufrimiento.

❝La razón siempre ha existido, pero no siempre en una forma razonable.❞ —Karl Marx—

La mayor parte de las conversaciones que mantenemos cada día tienen relación con la opinión. Y unas veces de manera más consciente que otras, tratamos de imponer nuestro criterio y decir siempre la última palabra de manera casi incansable. Resulta casi curioso cómo, a pesar de ser algo que no podemos ver ni tocar, y que la mayor parte de las veces no sirve para gran cosa, no dudamos en luchar a diestro y siniestro por tener la razón.

Valdría la pena parar por un momento a reflexionar sobre ello, dedicar un poco de tiempo a qué sucede si no tenemos o «perdemos» la razón. Y es que, nuestra identidad está intrínsecamente ligada a esas ideas. Y si perder la razón sabe a derrota, quizá detrás de esa necesidad imperante de tener la razón lo que se esconde es la no muy buena necesidad de que los demás aprueben o validen nuestras opiniones, nuestras visiones, nuestras decisiones…

Lo cierto es que lo que experimentamos lo pasamos por un embudo subjetivo que contiene nuestro sistema de creencias, o lo que es lo mismo, una serie de afirmaciones muy personales que dibujan nuestros mapas mentales y con el que interactuamos con la realidad.

Existen algunas preguntas que nos ayudan a dar con la clave de este tema del que da tanto de sí que podríamos escribir todo un libro. Algunas de ellas, y que me gustaría hacerte de manera directa son: ¿qué te aporta realmente poseer la razón?, ¿en qué medida ello te ayuda a ser quien quieres ser o te acerca a la persona que quieres ser?, ¿de qué manera influye la incansable lucha por tener la razón en tus relaciones?

reuniones con éxito

Son muchos los aspectos que hacen que una reunión tenga éxito: prepararla de forma adecuada, seleccionar a las personas correctas para participar, etc.

Y de todos los pasos que se precisa dar para que resulte exitosa, tanto a la hora de preparar la reunión como al ejecutarla, las nuevas tecnologías nos pueden ayudar, facilitándonos diversas tareas. Hoy, os propongo algunas herramientas que yo mismo he probado y pueden ser muy útiles para hacer que nuestras reuniones tengan éxito:

Dropbox y Google Drive

Estados herramientas se pueden convertir en tus aliadas para evitar que la información se pierda. Te permitirán guardarla y acceder desde cualquier a toda esa información desde cualquier lugar.

Skype

Qué sería de muchos de nosotros sin Skype.
Cuando tenemos una reunión con alguien que se encuentra lejos, esta herramienta nos permite acortar las distancias. A través de videoconferencia, de una forma muy fácil e intuitiva podemos mantener una vídeollamada con cualquier persona, esté donde esté.

Rev

Aún me sorprende la función de esta aplicación. Y es que resulta tan útil.

¿Cuántas veces hemos asistido a una reunión y olvidamos las conclusiones a las que se ha llegado en ella? Si eres de los despistados a los que le pasa habitualmente, esta es tu aplicación, porque se encarga de transcribir el audio.

Con Rev, no habrá problemas si algo quedó en el aire o alguien olvidó especificar algún resultado o conclusión en el resumen post reunión.

Evernote

Un clásico que merece mención.

E una reunión siempre surgen ideas, propuestas, nuevas tareas… y mucho más que anotar para que nada se escape. Evernote permiten mantener tus notas e ideas bien organizadas. Además, la aplicación permite agruparlas de manera automática en la agenda personal.

 

El objetivo final de cualquier reunión es sacar provecho a lo planteado, expuesto y debatido. Y las nuevas tecnologías, en concreto las aplicaciones, nos pueden ser de gran ayuda para mejorar nuestra productividad y optimizar nuestro tiempo y tareas.

Seguro que utilizas alguna aplicación, ¿alguna de estas, quizá?, ¿o conoces otras que merezca la pena explorar porque te han resultado prácticas y efectivas?

 

 

sinéctica

Hoy tomo una palabra que me encanta para convertirla en el centro sobre el que girará este artículo: sinéctica.

La palabra « sinéctica » es un neologismo que surge en forma adaptada al español de la correspondiente inglesa « synectics », que expresa un concepto del inventor y psicólogo William J. J. Gordon. El nombre proviene del griego y significa, «el proceso creativo como la actividad mental desarrollada en aquellas situaciones donde se plantean y se resuelven problemas, con el resultado de invenciones artísticas o técnicas.»

Esta palabra, al mismo tiempo, representa una técnica y método de creatividad y una teoría de psicología.

Desde el plano psicológico, la sinéctica estudia el proceso creativo y los mecanismos psicológicos de la actividad creadora con el objetivo de utilizar la creatividad como herramienta para la resolución de problemas.

Desde el punto de vista de una técnica, supone un enfoque bien estructurado y que cuenta con sus propias pautas para aumentar las posibilidades de lograr soluciones a los problemas de una forma creativa.

Pero si hay que resumir todo lo anterior en una frase,a mí me gusta definir la sintética como una técnica que te obliga a pensar diferente.

La clave de esta técnica radica en la analogía; es decir, buscar la relación de semejanza entre cosas distintas.

Un buen ejemplo de resultado de la sinéctica es la llave inglesa. A pesar de su nombre, no se trata de un herramienta que surgió por arte de magia en Inglaterra, sino que es fruto de mucho tiempo de observación de los insectos.

En tu caso, cuando tienes un problema, ¿cómo lo enfocas? ¿Te ha servido en alguna ocasión salir del entorno en el que te encuentras, realizar otra actividad, dar un paseo o hacer algo de deporte para distraer la atención con otra cosa?
¿Cuántas veces nos ha ocurrido que damos con la solución a un problema que creíamos perdido y estábamos haciendo algo que no tiene nada que ver con ello? Esto ocurre porque, aunque estemos prestando atención a lo que hacemos en el momento, aunque no tenga nada que ver con el problema, nuestro cerebro sigue funcionando en busca de una solución; y al hacer algo diferente, lo que hacemos es aportarle nuevos datos y visiones.

A la hora de adquirir nuevas habilidades, lo hábitos juegan un papel muy importante. Así, por ejemplo, tu capacidad de comprensión, de concentración, tu manera de asociar y enlazar aprendizajes, etc., son aspectos decisivos para el desempeño de nuevas habilidades.

En este post os expongo 7 hábitos que os ayudarán en ese propósito de adquirir habilidades:

Focaliza tu atención

Pon el foco en una parte de lo que estás aprendiendo y, si te es posible, busca aprendizajes previos que te permitan reconocer de manera más fácil la nueva información.

Comprende

Procura entender bien el concepto básico de esa nueva habilidad que estás aprendiendo o quieres aprender. Repasa, conecta, enlaza informaciones, memoriza y recuerda.

Crea contexto

Procura visualizar la imagen global de lo que estás aprendiendo, de manera que seas capaz de identificar cuándo puedes utilizar esa nueva habilidad o cuándo debes discriminarla.

Pon en marcha la práctica intencionada

Pon en práctica a conciencia cada uno de los tres puntos anteriores: atención, comprensión y contexto. Repite, repite y repite, porque entender los pasos de una nueva habilidad no es sinónimo de que la hayas adquirido, interioridad y lo sepas hacer por ti mismo.

Une partes de contenidos

Cuantos más pasos de la actividad que estás aprendiendo relaciones de una manera práctica, más se consolidará el aprendizaje a través de las conexiones neuronales que automatizan la habilidad que quieres adquirir.

Planifica

Practica, recuerda, reflexiona y toma nota de tus conclusiones sobre lo que estás aprendiendo. Puedes hacerlo cada semana, cada mes…

La práctica a conciencia en diferentes contextos te permitirá avanzar hacia la consolidación de tu nuevo aprendizaje.

Y sobre toso… ¡DISFRUTA!

Disfruta de todos tus logros, los más significativos, pero también de esos pequeños logros que consigues cada día.

Recomensarte de alguna manera por lo aprendido y conseguido te ayudará a discernir entre los comportamientos que sirven y los que no.

¡Disfruta!

 

Y tú, ¿cuántos de estos pasos precisas añadir a tu lista de hábitos de aprendizaje para lograr el mayor y mejor desempeño de tus habilidades?, ¿has puesto ya en práctica alguno?

 

mejorar oratoria

Llevamos la comunicación con nosotros, es parte de nuestras vidas, de nuestro día a día, de cada momento. Y es que no solo nos comunicamos hablando o a través de mensajes verbales, también lo hacemos a través de mensajes no verbales (con nuestro lenguaje corporal, etc.).

Para una buena comunicación, el emisor debe enviar un mensaje claro, limpio y directo para que el receptor lo entienda. Los problemas en la comunicación aparecen cuando el emisor o el receptor dan hechos, conocimientos o actuaciones por sentadas.
Aunque, existe otro gran muro que evita que fluya correctamente la comunicación; y es cuando el mensaje verbal entra en conflicto con todos los demás elementos no verbales.

Elementos de la oratoria que nos ayudan a mejorar la comunicación

Escucha activa

Es importante escuchar de forma activa y hacer saber al interlocutor que nos interesa lo que está diciendo. Pero, ¿cómo lo hacemos? El contacto visual es muy importante; resumir en la conversación lo que nos ha dicho antes de continuar la conversación también ayuda; haciendo que nuestros movimientos y gestos estén en sintonía con el interlocutor; y apelando siempre a la asertividad.

Adapta el mensaje según tu interlocutor

Es realmente importante saber y ser consciente de a quién te diriges, a quién le hablas para saber cómo debes desarrollar, elaborar o configurar tu mensaje para esa persona o audiencia en concreto.

Es también importante el lugar en el que la conversación tendrá lugar… Saber dónde estará nuestro interlocutor, o el público y cuál será nuestra posición con respecto a él/ellos nos ayudará a definir todo con más exactitud: nuestros movimientos, etc.

Comprueba que tu mensaje ha sido recibido como tú querías

Haz que el interlocutor repita el mensaje, de esta manera podrás comprobar que lo ha entendido.

Directo al grano

Dice un antiguo refrán que ¨lo bueno, si breve, dos veces nbueno». Y así es en este caso.
Enfoca tu mensaje y céntralo en lo importante haciéndolo lo más sencillo posible. Resulta muy importante atraer la atención del interlocutor al inicio de la comunicación; tengamos en cuenta que tras los primeros minutos el grado de atención comienza a bajar.

Para una buena, correcta comunicación, ésta debe ser fluida. Pero además debe estar desprovista de juicios, debe haber coherencia entre lo que se dice y el mensaje no verbal, apelar a la asertividad y ser enunciada en positivo.

equipos de trabajo

Las organizaciones cada vez invierten más esfuerzos y recursos en buscar y encontrar talento, no solo en ls perfiles personales, sino a nivel grupal. Está demostrado que un lobo solitario tiene más dificultades para llegar lejos y los objetivos se hacen más viables cuando tenemos a un equipo de personas motivadas con perfiles muy diferentes. Pero para lograr la efectividad, es importante que cada miembro del equipo tenga desarrollada en sí mismo la competencia de «trabajo en equipo». Este es, sin duda, el principal motivo por el que empresas u organizaciones buscan colaboradores que posean esta capacidad.

Pero, ¿qué es el trabajo en equipo?

El trabajo en equipo consiste en una mutua colaboración de personas con el objetivo de un resultado determinado. Yo lo defino como:

La suma de talentos individuales para que exploten de forma positiva a favor de la misión del grupo.

Un equipo de trabajo puede hacer referencia no solo a equipos dentro de una empresa u organización, sino que se puede referir a determinados deportes, diferentes iniciativas en múltiples áreas, cooperaciones, etc.

Ahora bien, ¿cómo podemos identificar a las personas y profesionales con esa capacidad de trabajo en equipo tan importante para la empresa?

Sin duda la clave está en observar. A través de la observación existen múltiples indicadores que nos pueden hablar de capacidad de trabajo en equipo de una persona o de un profesional. Algunos de esos indicadores son:

  • Tomar los objetivos de forma positiva y asumir el alcanzarlos de la misma forma, siempre guiando las actuaciones hacia el logro de los mismos.
  • Sentirse uno más, parte del equipo y, por supuesto, la correcta relación con los demás componentes o miembros.
  • Aportar siempre valor. Siempre que es posible en todo lo que es posible.
  • Compromiso. Una persona comprometida con las necesidades puntuales del equipo y proactiva en la participación a la hora de buscar soluciones tiene una mayor capacidad de trabajo en equipo.
  • Predisposición. Estar dispuesto a participar, aportar ideas, proponer alternativas de mejora… todo ello también es un indicador en la línea correcta.
  • Motivación e implicación a la hora de alcanzar los objetivos.

 

equipo no funciona

Cuando el equipo comienza a bajar los límites de producción, a errar, en definitiva, a fallar, el líder se encuentra ante uno de los grandes dilemas de la gestión de personas. Una situación por lo general nada fácil debido a que no se suele detectar de manera inmediata la raíz del problema.
Una situación en este marco requiere de toma de decisiones y acción en dirección hacia un cambio positivo.

Es necesario entonces comenzar a trabajar orientados hacia un punto común. Ello implica un trabajo grupal en el que los miembros del equipo compartan sus habilidades, diferentes técnicas y competencias. La clave está en trabajar en equipo pero siendo conscientes de  que también debe haber un aprendizaje individual por parte de cada uno de los integrantes.
Ese «punto en común» del que hablo debe ir en línea con la filosofía de la compañía, sus valores y los objetivos establecidos. 

Para dar con el método idóneo que permita solucionar la situación, en mi opinión, es fundamental proceder a la averiguación exacta de lo que se precisa. Parece algo lógico, pero lo cierto es que mi experiencia me dice que esta reflexión aparentemente muy simple se hace pocas veces.

El punto de partida está, sin duda, en una acción de investigación con los implicados que nos permita dibujar el escenario actual. Una vez que tengamos esa radiografía de la situación, es momento de proceder a desarrollar el plan necesario que nos llevará a lograr los objetivos…

El siguiente paso puede ser la evaluación del desempeño competencial para establecer y concretar de manera individual con cada uno de los miembros del equipo las áreas de mejora para lograr un perfil lo más afín a las necesidades del proyecto y los objetivos. En este aspecto la clave se encuentra en hacer ver a cada miembro del equipo las partes o aspectos que fallan o no terminan de encajar con las necesidades del proyecto. Y ofrecerles ayuda, guía y recursos para mejorarlas.

En todo este proceso el papel y participación del líder es fundamental. Y es que debe conocer muy bien las «normas» y estar capacitado para, a posteriori, facilitar la comunicación y mantener un feedback positivo y consensuado con sus colaboradores.

El objetivo final de este proceso que se pone marcha cuando el equipo comienza a fallar es lograr que el valor del talento en equipo supere el valor de la suma de los talentos individuales. Y no solo recuperar el rendimiento y productividad que había antes de que comenzara a fallar el equipo, sino superar ese rendimiento.

equipo alto desempeño

Muchos son los empresarios y responsables que no cuentan o prescinden de las herramientas necesarias para contar  crear un equipo de alto desempeño. Y el resultado es, a menudo, devastador para la organización: un equipo desmotivado, la ausencia de metas establecidas y un dueño o responsable sin una guía que le muestre como continuar o superar los contratiempos.

Hoy me gustaría hablaros de la teoría del motor de los 16 cilindros. Los aficionados al motor lo entenderéis muy bien. Y los que no lo sois tanto, también… ;)

Imagina por un momento a cada uno de los colaboradores de tu empresa o miembros de tu equipo como si fueran un potente motor de 16 cilindros. Un motor con un rendimiento y desempeño superior a los demás que conocemos.

Las personas somos un compendio de 4 pilares: cuerpo, mente, corazón y espíritu. Sin embargo, cuando hablamos de empresa o negocios, la mesa se sujeta con solo dos patas, las dos primeras, el cuerpo y la mente. Y en estos dos pilares entran las habilidades de la persona, sus conocimientos, su preparación, su experiencia, la práctica y el entrenamiento realizado. Sin embargo, hay otros elementos que con frecuencia quedan fuera de juego en los negocios y que pertenecen a los otros dos pilares, el corazón y el espíritu. Se trata de la pasión, la actitud, la lealtad, el sentido de pertenencia, etc.

Retomando la teoría del motor de los 16 cilindros, prescindir de dos pilares implica un funcionamiento a ralentí o trabajando a 12 u 8 cilindros, cuando su capacidad y potencia da para mucho más. Y esto es lo que debemos buscar en las personas que colaboran y trabajan con nosotros, en nuestras empresas, desarrollando nuestros proyectos.

Pero antes de buscar, exigir e implantar estos principios en los colaboradores es fundamental que el líder sepa quién es y se conozca muy bien. La pasión que necesitas en tus colaboradores, ¿tú la tienes?
Es fundamental que el líder desarrolle y cuente con una visión y una misión clara que pueda transmitir a su equipo mostrando dónde radica el valor de su propio desempeño como líder.
Y todo ello buscando la comodidad de todos los miembros y proyectando el sentido de pertenencia.