Dar por hecho: nos bloquea y paraliza

errorMe gustaría empezar este post haciéndote una pregunta, ¿por qué das por hecho? Te invito a reflexionar sobre la pregunta y darte una respuesta sincera a ti mismo/a…

En algunas ocasiones hemos hablado en el blog sobre creencias y también hemos comentado alguna vez que muchas de las ellas nos limitan y nos impiden avanzar. También existen creencias que, por el contrario, en lugar de limitarnos y bloquearnos, lo que hacen es empoderarnos, otorgarnos la seguridad para avanzar y ser capaces de enfrentar cualquier cosa.

Sin embargo, en esta ocasión no quiero centrarme en las creencias que tenemos sobre nosotros mismos, sino en nuestras creencias hacia los demás. Éstas también pueden ser un elemento con efecto paralizador o poderoso en nuestras vidas. Y que sea lo primero o lo segundo está en nuestras manos.

Juzgamos y ponemos etiquetas a las personas que tenemos alrededor casi por inercia. Sin ninguna duda, esto condiciona nuestras relaciones.
Os pongo un ejemplo sencillo, pero de lo más habitual: Un trabajador, tiene 50 años y la creencia de que su jefe no lo va a tener en cuenta para determinados proyectos por su edad. Existe un porcentaje muy elevado de probabilidades de que así sea, pero no porque el jefe considere que su edad es un problema,  puesto que esa creencia le impedirá pedirle a su jefe trabajar en ese proyecto o actuar de acuerdo a sus deseos para propiciarlo.

Cuando damos por hecho el comportamiento de otras personas automáticamente estamos contaminando nuestra comunicación con ellos, limitándola y limitando también nuestras relaciones. Dar por hecho, como digo en el título, nos bloquea y nos paraliza. De alguna manera, nos cierra la puerta a muchas cosas, entre ellas, oportunidades.

Es habitual que «demos por hecho» después de algunas experiencias. Quizá un comentario, un gesto, una mirada, una situación en la que el otro mostraba algún tipo de emoción… Tras estas experiencias vamos poniendo etiquetas: «es bueno»,»es malo»,»es comprensivo»,»es intolerante», etc.
No quiero decir con esto que no debamos prestar atención a nuestra intuición, lo que me gustaría con ello es invitaros a reflexionar sobre ello y la veracidad y validez que damos a los juicios y las etiquetas que ponemos.
¿Mi objetivo? Ayudarte a dejar a un lado tanto presuponer y a que te atrevas, a expresarte, a comunicar tus deseos.

Míralo de esta manera: El «NO» ya lo tienes como respuesta. No tienes nada que perder. Solo comunicándote puedes conseguir el «SÍ».

No te conformes con lo que pudo haber sido… Deshazte de prejuicios, intenta eliminar las etiquetas, no te pongas límites y lánzate a por el sí.

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