¿Cuánto cuesta la perfección?
Ser una persona perfeccionista, implica que siempre tengamos de dar lo mejor de nosotros mismos para llegar a enorgullecernos con los resultados. Para tenerla debemos sacrificar muchas cosas. ¿Te te merece la pena la perfección?
Nos referimos a la perfección conductual, la referente a las acciones que realizamos. Estas acciones siempre implican más que el intentar hacer las cosas bien, deben superar las expectativas que la misma persona se marca. El problema es que esta nunca está satisfecha con los resultados y siempre desea más.
Las personas perfeccionistas nunca tienen suficiente. El perfeccionismo siempre implica metas inalcanzable, lo que conlleva una insatisfacción permanente sean cuales sean los logros. Esto produce en las personas un estado constante de estrés, ansiedad, angustia y un sentimiento permanente de fracaso.
Ser perfectos no nos deja avanzar como personas
Las personas que quieren ser perfectas se identifican más con la idea de cómo tiene que ser, que quien en realidad es. Y que ello les llevará a ser más considerados por parte de los demás, ser más estimados, e incluso más queridos.
La perfección no admite que necesites de alguien y muchísimo menos el pedir ayuda. con ella no puedes adaptarte a los cambios, ya que eso implica un fracaso. Tampoco tienes derecho al despiste, ni a tener miedo, no puedes mostrar tus sentimientos, ni te puedes permitirte el lujo de no saber algo. En definitiva jamás puedes mostrarte vulnerable.
El verdadero desafío es aprender a querernos como somos.
Claves para librarnos de la perfección
- Analiza la situación: Mira las cosas de manera objetiva y lo más realista posible.
- Realizar DAFO: Toma conciencia de tus defectos y fortalezas. De esta forma lo usarás para potenciar las oportunidades que te brinda cualquier ocasión, restando valor a las amenazas.
- Trabajarnos nosotros mismos: Cambiar nuestro auto concepto, con comparaciones objetivas sobre nosotros mismos.
- Autoestima: Valorar nuestras habilidades, recursos y capacidades. Ello nos empujará hacia donde queramos llegar.
- Confianza: Fuera los pensamientos y emociones negativas. La confianza en nosotros mismo y en los demás es crucial.
- Gestionar las expectativas: Analizar la realidad de la situación y regular nuestro nivel de exigencia. A veces nuestras expectativas no coinciden con la realidad.
- Gestionar las emociones: Bajar los niveles de tensión, debemos estar en un estado de equilibrio para poder enfrentarnos con serenidad a cualquier situación.
- Trabajar la aceptación: Dar el valor que se merece a los que nos rodea.
- Gestionar el fracaso: Tomar conciencia de que equivocarnos es una oportunidad de experiencia y aprendizaje.
- Gestionar bien el tiempo: Debemos ser honestos con nuestras capacidades. No ser perfeccionista no significa desatender nuestro trabajo o bajar nuestro rendimiento. Debemos saber gestionar bien nuestro tiempo.
Renuncia a ser perfecto y empieza el trabajo de convertirte en ti mismo.