Gestión del cambio e innovación tecnológica
Mucho se escucha hablar de innovación tecnológica desde hace algunos años. Pero no debemos olvidar que, al menos de momento y mientras robots o androides nos sustituyan, los ejecutores de la tecnología son las personas. Por lo tanto, es imprescindible para que desarrollo de cualquier organización gestionar a las personas como parte del éxito.
Cuando hablamos de innovación en el plano tecnológico, el principal problema que encontramos no es el software; son las personas. De hecho, la tecnología puede convertirse en un catalizador en las relaciones humanas, pero también puede ser un desestabilizador.
Y esto, aún son muchas las organizaciones no lo tienen en cuenta o que no le dan la importancia que merece.
Este problema yo lo afrontaría con una frase de Marshall Goldsmith: «Lo que te ha traído hasta aquí no te llevará hasta allí».
Es vital ser consciente y tener en cuenta que cuando introducimos una nueva aplicación en la empresa, o lo cambiamos las personas forman parte importante, como si de un tándem perfecto se tratara. Sin embargo, introducir una nueva aplicación sin tener esto en consideración puede dejar obsoletos a los colaboradores y, como consecuencia, afectar al proyecto frenando su avance, desarrollo y evolución o, en los peores casos, llevarlos al fracaso.
Entonces, ¿de qué depende la capacidad de la organización para adaptarse?
Pues, sobre todo, de la madurez y predisposición de la compañía para asumir cambios adaptativos.
Lo cierto es que en ocasiones la experiencia de una empresa puede actuar más de manera negativa que positiva, especialmente en aquellos casos en los que se afrontan los nuevos retos adoptando las soluciones antiguas.
El principal reto de las organizaciones ante la innovación tecnológica es hacer partícipe del proceso a directivos y colaboradores que experimentarán el cambio. Y esto, requiere de formación e información, pero también de un tiempo de adaptación en el que cabe aceptar que muy probablemente disminuya la eficiencia y eficacia del trabajo.
¿El reto? Reducir en la medida de lo posible ese tiempo. La planificación previa, entonces, juega un papel fundamental.