Upskilling y reskilling claves para la adaptación de los directivos al futuro laboral
Después de muchos años acompañando a directivos en sus procesos de desarrollo profesional, he visto cómo el aprendizaje continuo marca la diferencia entre quienes se mantienen vigentes y quienes quedan rezagados. Durante mi trayectoria, he trabajado con líderes que, después de una larga carrera, descubrieron que los conocimientos que los llevaron al éxito ya no eran suficientes. Su capacidad de adaptarse y reinventarse definió su siguiente etapa.
Hoy, el ritmo de transformación es más rápido que nunca. La digitalización, los cambios en los modelos de negocio y la evolución de las necesidades del mercado han hecho que no baste con la experiencia acumulada; hay que evolucionar constantemente. Aquí es donde entran en juego dos conceptos clave: upskilling y reskilling.
¿Qué significan upskilling y reskilling y por qué s
on tan relevantes?
A lo largo de mi carrera, me he encontrado con muchos directivos que sienten que su conocimiento es sólido, pero que al mismo tiempo notan una brecha creciente entre lo que saben y lo que el mercado demanda. Es un sentimiento común y, lejos de ser un problema, es una oportunidad.
- Upskilling significa perfeccionar y ampliar habilidades dentro del área en la que ya se trabaja. Por ejemplo, un director financiero que aprende a utilizar herramientas avanzadas de análisis de datos con inteligencia artificial está haciendo upskilling.
- Reskilling, en cambio, implica reinventarse con nuevas competencias para desempeñar otro rol dentro de la organización. Como cuando un líder comercial decide capacitarse en gestión de proyectos digitales para liderar iniciativas de transformación.
Me viene a la mente el caso de un directivo con el que trabajé hace años. Durante mucho tiempo, había liderado equipos de ventas de manera magistral, pero la llegada del comercio digital lo dejó en un terreno desconocido. En lugar de resistirse al cambio, se formó en marketing digital y estrategia omnicanal. Hoy, no sólo sigue vigente, sino que ha logrado mejores resultados que antes. Ese es el impacto del reskilling bien aplicado.
Directivos ante un nuevo paradigma de aprendizaje
A menudo me preguntan: «José Ramón, ¿no basta con la experiencia para seguir liderando?» Mi respuesta es siempre la misma: la experiencia es un activo valioso, pero solo si se complementa con la capacidad de aprendizaje.
En el mundo actual, un directivo debe abordar su desarrollo con tres enfoques clave:
- Autodesarrollo continuo: Aprender no es algo que dependa solo de la empresa. He conocido directivos que han transformado su carrera simplemente porque se han tomado en serio su propia evolución. Participar en foros, leer sobre tendencias, rodearse de profesionales con visión de futuro… todo suma.
- Fomentar una cultura de aprendizaje: Si un líder no cree en la formación, difícilmente su equipo lo hará. He visto empresas estancarse porque su cúpula directiva no daba espacio al crecimiento. En cambio, en las organizaciones donde la formación es parte de la estrategia, los resultados se notan en la innovación y la competitividad.
- Aprender con propósito: No se trata de acumular cursos sin rumbo. Cada formación debe estar alineada con los objetivos estratégicos. Recuerdo el caso de un CEO que, después de invertir tiempo y dinero en formación en metodologías ágiles, me confesó que apenas podía aplicar lo aprendido. La clave es elegir bien qué aprender y cómo aplicarlo.
Cómo implementar estrategias de upskilling y reskilling en equipos directivos
Si algo me ha quedado claro en estos años, es que los directivos que mejor se adaptan no son los que más conocimientos tienen, sino los que saben aprender de manera estratégica. Para ello, recomiendo algunos pasos clave:
- Evaluar las necesidades reales: Antes de lanzarse a una formación, es fundamental detectar qué conocimientos están quedando obsoletos y cuáles serán imprescindibles en los próximos años.
- Formación personalizada: Lo que necesita un director de operaciones no es lo mismo que lo que requiere un director comercial. El aprendizaje debe adaptarse a cada perfil.
- Aprender haciendo: Un curso online es útil, pero la experiencia práctica es insustituible. Las mentorías, proyectos reales y el aprendizaje en acción tienen un impacto mucho mayor.
- Tecnología aplicada al aprendizaje: Las herramientas digitales permiten un desarrollo más ágil y personalizado. Hoy en día, el acceso al conocimiento está más democratizado que nunca.
- Medición de resultados: ¿Qué sentido tiene la formación si no se traduce en mejoras reales? Un directivo debe analizar si lo aprendido se convierte en valor para la empresa.
Un liderazgo en constante evolución
Cada vez que hablo con directivos sobre estos temas, me doy cuenta de que la resistencia al cambio suele venir del miedo. Miedo a no estar a la altura, miedo a no entender las nuevas herramientas, miedo a parecer «anticuados». Sin embargo, en mi experiencia, los mejores líderes no son los que lo saben todo, sino los que tienen la humildad de seguir aprendiendo.
Si algo tengo claro después de tantos años acompañando a directivos, es que el éxito profesional no lo define la cantidad de conocimientos acumulados, sino la capacidad de evolucionar y adaptarse a las nuevas reglas del juego.
El upskilling y el reskilling no son una opción, sino la clave para seguir liderando en el futuro.