Claves para alejar el estrés

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Una persona estresada vive a contrarreloj, luchando continuamente con quien ha decidido que sea su enemigo: el tiempo.
Y en este mundo moderno en el que vivimos, la inmensa mayoría de las personas viven estresadas. Y sí, hoy, en el post, quiero hablar de esta palabra tan de moda: estrés.

Angustia, agobio, ansiedad… es solo parte de lo que sentimos cuando nos enfrentamos a muchas tareas y disponemos de poco tiempo para realizarlas (o al menos eso es lo que creemos).

Me gusta romper mitos y es tiempo de acabar con este. El estrés no es provocado por la falta de tiempo, el estrés tiene como raíz la mala planificación y, en algunos casos, también el exceso de compromisos y obligaciones.

A mayor responsabilidad profesional, mayor estrés. Por lo general, esto es así. Y muchos son los que me preguntan: ¿es posible en esta vida frenética en la que vivimos vivir sin estrés? Rotundamente SÍ.

Trataré de daros algunas pautas que os pueden ayudar a lograr una vida más tranquila y relajada y, sobre todo, que acaben con esa enemistad innecesaria con el tiempo:

1. Menos es más

No es un tópico. Para vivir sin estrés es fundamental simplificar. Es imposible estar relajado con la idea en la cabeza de que mil cosas son importantes e urgentes en tu vida.

El primer paso para acabar con el estrés consiste en ordenar y simplificar cada aspecto de tu vida. Priorizar y eliminar o postergar actividades que, aunque te guste realizar o incluso sean necesarias, te roban tiempo y energía.

2. Delega

Delegar y pedir ayuda es algo que nos cuesta casi por naturaleza. Sin embargo, para acabar con el estrés es fundamental tener claro a veces es la única manera de llegar al final del día sin una lista interminable de tareas sin acabar.

Es necesario que conozcas muy bien tus límites y que, cuando los alcances, si necesitas pedir ayuda, la pidas…

A veces lo que nos frena a pedir ayuda es que tendremos que pagar por ello. Haz cuentas y valora qué está mejor invertido tu dinero o si estás destinando algún presupuesto a algo que no necesitas y puedes rescatarlo de ahí.

Otras veces, el problema de delegar viene dado por las responsabilidades, nos cuesta confiar porque debemos aceptar que la otra persona lo haga a su manera y, aunque parezca extraño, porque ello nos obligará a tener que abandonar el papel de persona sacrificada. Sin embargo, la realidad es que no es bueno ni para el líder ni para el grupo que una sola persona asuma el control principal de la situación, ya que esta persona acabará estresada y el resto del equipo desmotivado.

 

3. Desconecta

También hay ocasiones en las que no es tanto la cantidad de cosas que tenemos que hacer, sino la presión de los pensamientos que dan vueltas en nuestra cabeza lo que nos impide relajarnos.

El descanso físico es importante, pero el mental también…

No te voy a decir lo que tienes que hacer para descansar tu mente porque lo cierto es que cada persona es diferente y no todos logramos desconectar nuestra cabeza del trabajo de la misma manera. ¡Busca la tuya!

¿Te gusta el deporte y te ayuda a desconectar? Practica el deporte que más te guste. ¿Te relaja pasear? Sal cada tarde después del trabajo y utiliza eso como método de desconexión. ¿Eres más de leer o de cine? Sumérgete en historias entre líneas, vete al cine con frecuencia, etc. El caso es que consigas separa tu mente de las obligaciones laborales cuando terminas tu jornada.

5. ¿Para qué te sirve el estrés?

Para terminar tengo dos preguntas: ¿qué ganas estando estresado? y ¿de verdad quieres vivir sin estrés?

Son muchos los casos que me he encontrado den personas que no cesan en su continua queja por todo lo que hacen y tienen que hacer. Sin embargo, su tono de vos, sus gestos y su actitud denota que están encantados de la vida por ello.
Si no perteneces a este grupo de personas y realmente quieres vivir sin estrés, te aseguro que lo puedes conseguir. Es una cuestión de orden, de reorganizar tu vida, de pedir ayuda cuando la necesitas, de aprender a delegar y de desconectar…

Para vivir sin estrés, primero debes responder a las dos últimas preguntas que te he hecho con sinceridad. Debes saber y entender hasta qué punto el estrés es útil y qué ganas sin tener un día, una hora, un minuto de descanso…

 

¡Sé sincero contigo mimo!