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La vida laboral de cualquier profesional está repleta de actividades y obligaciones ineludibles, de tareas, de reuniones… En fin. Y ante tantas cosas por hacer en un tiempo limitado, no es complicado que una persona acabe desbordada y pierda el foco de las cosas realmente importantes. Pero ese es un «lujo» que no todo profesional se puede permitir… Y para evitarlo existen técnicas y hábitos que, adoptándolos, nos permiten ser más productivos. Estos son algunos:

Establecer rutinas 

Sin una rutina se torna complicado que un profesional logre completar todas sus tareas y trabajos con éxito. Por ello es importante establecer rutinas.

Cada profesional o empresario es un mundo, no todos trabajan de la misma manera, ni tienen los mismos hábitos, tampoco la misma vida personal. Estos motivos hacen que las  rutinas sean algo muy personal que debe establecer cada uno en función de sus propia vida y de sus propias necesidades. Por ejemplo, existen profesionales que son más productivos de noche, en estos casos se debe elaborar una rutina que tenga en cuenta estos horarios; etc.

Las rutinas también permiten establecer prioridades entre tareas y actividades. Y este es un aspecto fundamental e imprescindible para cualquier compañía.

Medir el progreso 

Establecer metas y objetivos es fundamental en cualquier proyecto o compañía. Y todos los esfuerzos deben estar dirigidos en alcanzar esos objetivos. Por ello, dedicar cada día unos minutos al medir los progresos, analizar el trabajo y detectar qué se puede mejorar, es un hábito sano que permite mantener presentes las metas y conocer los avances en todo momento.

Esta práctica permite también seguir priorizando tiempos y tareas.

Planificar con antelación 

Procura dejar planificado tu día de mañana. Hacerlo te permitirá comenzar tu día laboral directamente por lo importante, lo que tienes que hacer; mientras que si no lo tienes bien organizado, perderás tiempo y energía pensando en todo lo que aún no has finalizado.

Planifica tu día para rendir más y mejor. Pero no olvides que el descanso es fundamental; por ello es recomendable que dentro de es planificación incluyas la hora en la que irás a acostarte, ya que el descanso es fundamental para estar perfecto al día siguiente. Lo agradecerás al despertar.

Si no está muy acostumbrado/a, quizá al principio resulte algo más complicado. Prueba a crear listas que te ayuden a llevar a cabo estos tres hábitos. Poco a poco comenzarán a formar parte de tu día a día hasta convertirse en eso, en hábitos que acabarás realizando casi por inercia.

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A las empresas les ocurre lo que a los seres humanos, pasan por diferentes ciclos a lo largo de su vida: nacen, se desarrollan, crecen y mueren o acaban reconvirtiéndose. Al fin y al cabo, detrás de las empresas lo que encontramos   son personas…

Con el liderazgo sucede algo similar que con las  empresas, es algo en constante cambio… Y no es de extrañar, todo evoluciona: las personas, las necesidades, las prioridades, los consumidores, el entorno, etc. Por ello, la gestión de una empresa no requiere de la misma actuación hace 10 años que ahora, y tampoco se podrá gestionar como hoy una empresa en el 2020.

El éxito de una empresa dependerá de la estrategia que elabore y lleve a la práctica para tratar de solventar la situación económica actual.
Es evidente que el tipo de gestión y de liderazgo que precisaba una compañía hace 10 años, no es el mismo que precisa una empresa hoy en día. La clave es, ¿qué tipo de liderazgo es el educado en este momento?

La respuesta no es sencilla y probablemente no haya una única respuesta válida, sino muchas. Lo que sí hay son unas guías comunes que nos indican el camino a recorrer en función de las necesidades de liderazgo a día de hoy. Y esas guías pasan por lo emocional, por apostar por la involucración de las personas que forman el equipo humano de la empresa, por la motivación y por promover la iniciativa.

Cuando en el camino no encontramos piedras, no resulta complicado mantener el ritmo. Sin embargo, es en tiempos de difíciles cuando un líder debe sacar el máximo partido al equipo humano para proporcionar a la compañía el mejor talento; y eso pasa por motivar y otorgar a los colaboradores un rol participativo en el que sus opiniones e ideas cuenten, desde el que puedan tomar decisiones.

El liderazgo de hoy precisa de una comunicación fluida con toda la organización que permita que todos sepan lo que se va a hacer, lo que se está haciendo y por qué. Si las personas que trabajan en la empresa no saben lo que se está haciendo, difícilmente mostrarán una actitud de interés, y mucho menos se involucrarán.

Es este tipo de líder el que se precisa cualquier organización hoy en día. Sin embargo no es el más común. Quizá, el motivo se deba a que este tipo de líder es un líder de carrera de fondo, de largo plazo, que construye las bases de proyectos sólidos, sostenibles y duraderos. Sin embargo, cuanto mayores son las dificultades debido a la crisis, más grande es la presión por sobrevivir y tomar decisiones rápidas y drásticas.

¿Tú qué clase de líder eres? Y, sobre todo, ¿qué clase de líder quieres ser?

motivar equipos de trabajo

Si eres empresario, gerente o líder de cualquier equipo de trabajo, probablemente te habrás preguntado en más de una ocasión qué podrías hacer para motivar a tu equipo y lograr con ello un mayor y mejor rendimiento. 
Son infinitas las técnicas de motivación y alternativas a las que podrías recurrir, pero en esta ocasión quiero detallar  algunas de las técnicas más comunes reconocidas… 

Las razones que te impulsen a pensar en un proceso de coaching con tus colaboradores, también pueden ser muy diversas, y variar en función de las necesidades del proyecto o la propia compañía, por ejemplo. Pero, independientemente de las razones, entre los objetivos principales debe encontrarse el mejorar la relación con los trabajadores o colaboradores, en encaminar la relación hacia un ambiente de confianza que además te permita observar y ayudar a cada uno de los miembros de tu equipo a convertirse en mejores profesionales. A este respecto, ten en cuenta que a través del coaching empresarial puedes trabajar diferentes aspectos, en función de las necesidades del propio equipo y también de cada profesional de manera individual: puedes trabajar para detectar y potenciar sus habilidades, ayudarles con tácticas que mejores su efectividad, etc. 

Técnicas de coaching para motivar equipos de trabajo

Exposiciones grupales 

Como su propio nombre indica, esta técnica consiste en realizar exposiciones sobre temas concretos. 

Como líder, escoge un tema concreto a tratar, preferiblemente algún punto a mejorar dentro de la compañía o de un proyecto concreto. Informa a tu equipo de la temática y dales una semana para que puedan preparar ideas y soluciones. Fija un día de exposición de ideas; será el día en que tus colaboradores deban exponer sus propuestas ante sus compañeros. 
Se trata de una técnica o ejercicio muy simple, sin embargo es mucho lo que ofrece. Por un lado se obtendrán nuevas ideas y posibles soluciones ante puntos a mejorar; y por otro lado, te permitirá descubrir habilidades y aptitudes quizá ocultas de tus empleados (exposición en público, brillantez ante la concepción de ideas, etc.), aspectos que quizá puedas aprovechar en otros proyectos o posiciones dentro de la empresa. 

Brainstorming o lluvia de ideas

La lluvia de ideas es una herramienta que facilita el surgimiento de ideas ante temas o problemas específicos. El objetivo es que se generen ideas originales en un ambiente de trabajo relajado y distendido.

Si permites a tus colaboradores un papel activo en las decisiones de la empresa o el proyecto en el que trabajan, lograrás que sientan que forman parte de ella y su implicación será mayor.

Juego de cualidades

Este juego consiste en reunir al equipo y dejar que cada uno de los miembros presente a alguno de sus compañeros detallando tres aspectos positivos y tres aspectos negativos de su profesionalidad.

Esta actividad permite a los líderes conocer y comprender mejor las relaciones que se han establecido entre compañeros y las aptitudes que son capaces de percibir los unos de los otros. Esto es algo fundamental para lograr crear y mantener un ambiente de trabajo positivo, en armonía.

Se trata, en los tres casos, de técnicas sencillas que pueden ser adaptadas a un plan a la medida y necesidades de tu equipo y de tu empresa para perseguir un mejora en la comunicación, la productividad, la implicación, etc. Ten presente en todo momento a la hora de ponerlas en marcha que tú debes ser el/la guía a la hora de avanzar como miembro del equipo y crecer como profesional. 

incertidumbre

En mecánica cuántica, la relación de indeterminación de Heisenberg o principio de incertidumbre establece la imposibilidad de que determinados pares de magnitudes físicas sean conocidas con precisión arbitraria.
Esto que Heisenberg estableció hace casi 100 años, concretamente en el año 1925, dicho de una forma más simple, viene a decir que cuanta más certeza se que a la hora de determinar la posición de una partícula, menos se conoce su cantidad de movimientos lineales y, por tanto, su masa y velocidad.

Ante esto, abría una brecha frente a la física tradicional, que avanzaba siempre en busca de respuestas precisas y exactas dejando patente que el avance de física cuántica sólo era posible si en el camino se encontraban presentes ciertos niveles de incertidumbre como parte de una realidad compleja.

El mismo concepto anterior lo podemos extrapolar al ser humano, a las relaciones, incluso al liderazgo… aspectos, todos ellos, que se niegan a ser dibujados con la exactitud de la física tradicional porque se encuentran en constante evolución.

Hablar, por lo tanto, de la gestión de la incertidumbre, de cómo gestionarla, es por tanto hablar de algo incierto, me atrevería a decir incluso algo fantasioso. Y es que, gestionar la incertidumbre sólo es posible estableciendo escenarios que permiten descartar posibilidades asumiendo errores.
Cuando hablo de gestionar la incertidumbre, a lo que me refiero es a contener el impacto que esta provoca en aquellos que precisan de certezas para avanzar.

La incertidumbre es algo así como una senda imaginaria que no es del todo clara; es confusa, como si una densa niebla dificultara la visibilidad en el camino. Gestionar la incertidumbre implica caminar en medio de esa niebla, pero para avanzar en ella debemos aceptar dos aspectos:

  1. Aceptar la vulnerabilidad y asumir el riesgo
  2. Aceptar y asumir el vínculo que la incertidumbre tiene con la esperanza.

Una de las vías, también confusa, propone quedarnos quietos, inmóviles… y que sea la vida la que nos vaya arrastrando y escribiendo el guión de nuestra vida sin tenernos my en cuenta. Pero existe otra vía que muchos preferimos y hemos decidido tomar: la vía de la esperanza. Esa en la que, a pesar de no tener muy claro el camino, cada paso depende de nosotros mismos, de nuestra actitud.

Una vez más, como en casi todo, la clave está en la actitud. Tú eliges el camino que quieres tomar; pero es conveniente que sepas que siempre lo puedes cambiar.

A este respecto, conviene aclarar que no es lo mismo la gestión de la incertidumbre que la gestión del cambio.
Cuando se trata de la gestión del cambio, somos capaces de visualizar un cambio concreto, incluso podríamos prever el camino a recorrer para llegar a ese cambio. La incertidumbre puede ser los impactos previsibles que habrán en ese proceso de cambio. Anticiparnos a esos impactos es gestionar y una forma de suavizar las reacciones negativas y las resistencias.

 

 

Autoconfianza

Una de las habilidades más deseadas, y también una de las más importantes para avanzar (en cualquier ámbito), es la autoconfianza. La autoconfianza es, sin ninguna duda, una de las características principales de los grandes realizadores; ellos destacan por haber sabido generar una gran autoconfianza y creer en sus propias posibilidades para alcanzar el éxito.

Si aún no lo sabes, tengo una buena noticia para ti: la autoconfianza es algo que se puede desarrollar.
Lo primero que necesitas es haber tomado la decisión de pasar a la acción para mejorar, potenciar tus niveles de autoconfianza. Y luego, llevar a la práctica algunos hábitos y consejos que te ayudarán a conseguirlo. En esta ocasión, comparto contigo 5 que te pueden ayudar:

1. Pasa a la acción

El primer paso es el de la toma de acción.
De nada sirve tener grandes o preciosos sueños, ni que pienses continuamente en lo mucho que te gustaría hacerlos realidad, ni siquiera sirve de gran cosa que planifiques si no pasas a la acción decidido/a a  realizarlo.
Lo primero es la decisión de pasar a la acción… y una vez que des el primer paso, a medida que vayas completando tareas, alcanzando pequeños objetivos, poco a poco irás generando valor, coraje y creando más autoconfianza.
Quedarse quieto sólo trae consigo dudas, temores.

2. El orden de los factores (en este caso) sí altera el producto

Es muy común encontrar casos de personas que esperan a que sus miedos se esfumen para luego pasar a la acción. Es una posición cómoda, segura; pero lo cierto es que las cosas no suceden habitualmente en ese orden, difícilmente los miedos desaparecerán un día por arte de magia. Cuando se desea hacer frente a una situación para la que no tenemos toda la confianza, la mejor manera de acabar con los miedos es comenzar a andar… Con cada paso que consigamos dar al frente y nos permita avanzar, estaremos debilitando los temores.

3. La preparación es básica 

La preparación es una de las claves para ganar confianza y seguridad a la hora de llevar algo a cabo.
Una vez que has decidido ponerte en marcha, la preparación no debe ser un obstáculo, pero sí debes adoptar una filosofía de mejora continua que te permita estar cada vez más preparado; así, poco a poco, irás construyendo na fuerte confianza en ti mismo/a  y en tus posibilidades.

4. Fallar es normal. El verdadero fracaso es abandonar

Es precisamente el miedo al fracaso, a cometer errores, a fallar, el responsable de la parálisis de muchos.
Fallar no es algo definitivo. Cuando algo falla, no es más que eso, una forma en la que no funciona. Decía Thomas Alva Edison:

«No he fracasado, simplemente he descubierto 10000 formas que no funcionan

Lejos de ver y entender un fallo como un fracaso, la cave está en entenderlo como una lección y oportunidad de progresar y hacerlo mejor la próxima vez. El verdadero fracaso es abandonar.
Una vez que lo entiendas así, cada nuevo intento reforzará y aumentará tu autoconfianza.

5. Haz que tus sueños sean siempre más grandes que tus miedos

Quita el foco de tus miedos y ponlo en tus sueños. Esta es una de las mejores maneras en las que puedes hacer que tus miedos se esfumen. Deja de darle importancia a tus temores y enfócate en ver con claridad lo positivo de tus esfuerzos… Cuando logres mantener de manera constante esa imagen en tu mente, tu valor se multiplicará y se disparará tu autoconfianza.

Ilusiónate, entusiásmate con aquello que tanto deseas y te permitiría sentirte realizado/a, que permitiría hacerte sentir que has invertido tu vida de la mejor manera. Desde ese entusiasmo emanará una gran fuente de motivación que debes aprovechar… Si lo haces, te sorprenderá a ti mismo/a comprobar hasta dónde eres capaz de llegar.

Emprender con valor

EMPRENDER CON VALOR. 10 historias escritas desde el corazón es la materialización de un sueño que ha adquirido forma de libro y lleva dentro un pedacito de mí.

Se trata de un libro escrito por un equipo de diez profesionales dedicados al sector del crecimiento personal, entre los que me encuentro, y a los que nos une algo tan fuerte como es nuestra pasión. Todos y cada uno de los que hemos dado forma a este libro tenemos en común la pasión de dedicarnos a las personas y poder acompañarlas en sus diferentes procesos y cambios a la hora de perseguir sus objetivos.

En algún momento de nuestras vidas, nuestros destinos se cruzaron en una formación especializada. Allí comenzamos a elaborar la idea de este libro coral que hoy os puedo presentar. Y desde ese preciso instante, esa opción ocupo parte de nuestras ideas y pensamientos con forma de sueño. Hoy podemos decir que tras mucho tiempo invertido, un gran esfuerzo por parte de cada uno de los que participamos en este proyecto y un gran trabajo en equipo, hemos conseguido convertir aquel sueño en una realidad.

¿Qué váis a encontrar en este libro?

Este es un libro recopilatorio que alberga diez historias escritas desde el corazón por diez personas emprendedoras. Y en cada una de esas historias encontrarás la explicación de cómo, buscando apoyo en los valores, esos valores que nos condicionan y en los que nos  sustentamos a la hora de tomar decisiones, es posible superar los miedos y convertir en realidad cualquier sueño.

Encontrarás veinte valores fundamentales: confianza, creatividad, solidaridad, generosidad, bienestar, sinceridad, gratitud, integridad, espiritualidad, perdón, honestidad, alegría, constancia, amor, cooperación, disfrute, automotivación, vocación, pasión y humor. Veinte valores imprescindibles que debes tener presente en tu vida y que te pueden ayudar a emprender y alcanzar tu sueño, como lo hemos hecho las personas que hemos escrito este libro.

Me gustaría presentaros a cada uno de los profesionales con los que he tenido el placer de trabajar en este proyecto:

Daniel Meléndez

Sociólogo. Coach personal y profesional. Director y fundador de Alegría Coaching. Formador. Conferenciante. Coordinador del experto universitario para emprendedores e intraemprendedores de la Universidad Europea Miguel de Cervantes.

Isabel Viñas

Psicóloga. Coach. Profesional de los recursos humanos. Emprendedora.

Gerardo Romero 

Psicólogo. Coach. Emprendedor.

Rebeca de la Fuente

Socióloga. Experta en marketing y publicidad. Coach. Formadora. Emprendedora.

María José Pita 

Licenciada en publicidad y relaciones públicas. Periodista. Especialista en dirección y producción de cine, vídeo y televisión. Docente. Coach.

Lola mendoza

Economista. Coach. Emprendedora.

Rosybel López

Experta en asesoría de imagen y marketing personal. Coach. Emprendedora.

Virginia M. Castro 

Diplomada en turismo y licenciada en ciencias del trabajo. Coach. Formadora. Novelista. Emprendedora.

Fina Tolsá

Optometrista. Coach. Empresaria.

Y un servidor.

 

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Fracaso-exito

Las diferencias entre éxito y fracaso, a priori, pueden parecer obvias. Sin embargo, os aseguro que no lo son tanto. De hecho, si hacemos una reflexión sobre el verdadero significado de la palabra éxito, veremos que no es tan fácil de definir como parece.. Por ello quiero hablaros de lo que, a mi modo de ver, son los tres componentes básicos del éxito:

1. El éxito no es la meta, es el camino

Teniendo esto en cuenta, para alcanzar el éxito se deben dar dos circunstancias:

  1. Que tengas una meta, un objetivo.
  2. Que te encuentres en movimiento, en el camino que te lleva a alcanzar tu meta. Para que haya éxito es imprescindible haber tomado la decisión de pasar a la acción.

Nadie ha dicho que sea fácil, ni mucho menos cómodo. Si el éxito es el camino, lo primero que debes saber es que el camino no tiene final; no importa lo lejos que hayas llegado, en el momento que dejes de caminar, dejarás de tener éxito.

Y ese camino, está para modelarte, para transformarte de manera que te alejes de la mediocridad y logres destacar.

2. Es un constante proceso de descubrimiento y desarrollo

Con el tiempo, con la experiencia y con el propio caminar, vamos descubriendo nuevas cosas que amplían nuestra visión y también nuestros propósitos. Es un constante proceso en que debemos desarrollar nuestro máximo potencial. Mejorar cada día en busca de la excelencia es la clave.

3. Este último punto lo estableces tú

Lo cierto es que mis conocimientos y experiencias, como los de cualquier persona, son limitados; y probablemente son también muy diferentes a tus propios conocimientos y experiencias. Es por ello que cometería un error si tratara de definir de una manera exacta o perfecta lo que es el éxito.
Sólo de manera individual y de acuerdo a nuestras propias experiencias, pasiones, necesidades, inquietudes… podemos completar este tercer componente básico del verdadero éxito, del éxito real. Por eso quiero que seas tú mismo/a quien complete esta reflexión… ¿Cuál es tu concepto del éxito?, ¿qué característica precisas para alcanzar el éxito realmente?

 

delegarDelegar es para cualquier directivo una de las tareas más delicadas. Y es que, al delegar una tarea o actividad se encomienda a otra persona para que la ejecute, con los riesgos y consecuencias que ello conlleva.

Cuando delegamos a otra persona una actividad o tarea dentro de una organización, automáticamente estamos otorgando a esa persona la posibilidad de realizarla en nuestro nombre, del mismo modo que estamos asumiendo la responsabilidad de algo que no controlamos totalmente, ya que no lo hacemos directamente.
Teniendo en cuenta lo anterior, es evidente que para que la delegación de una tarea sea efectiva y eficaz, es necesario que exista una confianza previa en la persona a la que vamos a encomendar la actividad. Es imprescindible que al delegar, exista la confianza y seguridad suficiente de que esa persona cuenta con la capacidad, interés y predisposición necesaria para ejecutar la tarea con la exigencia y calidad que requiere.
Es por esto que, a pesar de su aparente sencillez, resulta tan complicado delegar…

¿Qué ventajas ofrece delegar?

Cualquier proyecto exige el desarrollo de múltiples tareas que, los límites del tiempo, y en ocasiones también otros factores, impiden que una sola persona pueda realizarlas sola. Aún así, son frecuentes los casos de profesionales al mando de un proyecto o directivos que trabajan al cien por cien de sus posibilidades y capacidad, lo que a la larga puede suponer un inconveniente más que una ventaja a la hora de alcanzar los objetivos.

Sin embargo, cuando se delega una tarea a la persona adecuada, se produce un efecto multiplicador de las capacidades de las personas. Permite una mayor y mejor organización, ampliando las posibilidades y capacidades a través de la participación y colaboración. Delegar, sin ninguna duda, permite aumentar la calidad y la cantidad de los resultados que se obtienen dentro de un proyecto u organización.

Las claves para una delegación efectiva y eficaz:

  • Delegar no es olvidar. Delegar es encomendar y trasladar a otra persona una tarea, pero ello no implica el olvido de la misma, es fundamental realizar un seguimiento y seguir controlándola.
  • Formación. Decía antes que la confianza es fundamental a la hora de delegar. Pues bien, para poder tener esa confianza absoluta en las personas que colaboran en un proyecto, es muy importante su formación, por lo que invertir todos los recursos posibles en formación siempre será positivo.
  • Pregúntate, en cada tarea, si es realmente necesario que la hagas tú. Pregúntate a ti mismo/a si realmente es conveniente que la realices tú o si es una tarea que puedes delegar. Valora las posibilidades y opciones… Y si finalmente conviene delegarla, valora qué persona la puede desarrollar, si hay alguien en tu entorno capacitado y en quien confíes, adelante; si no, valora quién, tras un período de formación, podría realizarla.
    Al hacerte estas preguntas con cada una de tus tareas habituales, te darás cuenta que realmente muchas son delegables, y encomendárselas a otras personas incrementarían tu potencial.
  • Marca objetivos. Establecer objetivos claros es la mejor manera de conseguir que una delegación sea efectiva, ya que con unos objetivos claros, es posible medir y cuantificar. Y esto permite conocer la evolución del proyecto en general y también el compromiso de cada una de las personas que trabajan en él.
  • Crea una atmósfera de confianza. Es importante crear un ambiente libre de miedo en el que cada una de las personas que participan en un proyecto se sientan cómodas y seguras a la hora de desarrollar las tareas correspondientes, y sean capaces de tomar decisiones y actuar sin miedo a la equivocación.

liderazgo

En cualquier organización o compañía, desde las más pequeñas hasta las más grandes, hay un líder. Y la función, a nivel general de cualquier líder, es dirigir, guiar a su equipo en dirección a una meta, a un objetivo concreto.

Dentro de cualquier equipo, el talento juega un papel fundamental, ya que los logros y avances hacia el objetivo u objetivos dependen, en gran medida, del talento de los miembros que lo componen. Pero, ¿qué es el talento? Pues bien, el talento el conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes con las que cada individuo cuenta y que marcan la diferencia haciéndole único.

Sin ninguna duda, el mejor recurso con el que puede contar cualquier organización o compañía, es el talento humano. Por eso y por todo lo anterior se torna imprescindible que el líder sea capaz de componer el mejor equipo…

En cuanto a los líderes, existen muchos tipos. Tantos que meterlos a todos en un solo post sería muy complicado. Hoy el protagonismo es para los líderes multiplicadores y los líderes acaparadores.

Liderazgo acaparador

Un líder acaparador es un líder que reserva para sí mismo la aportación de ideas, que no tiene en cuenta la opinión de otros, propenso a no escuchar; se trata de profesionales convencidos de que sin ellos el equipo no sería capaz de nada, estaría perdido. Un líder acaparador se considera a sí mismo un genio, el genio del equipo. El modus operandi debe ser siempre a su manera; o eso, o no se hace.

Ante este tipo de líder, hay dos posibles consecuencias: la primera es que por muy capacitado que esté el equipo, por mucho talento que tenga y por mucho que pueda llegar a aportar, con el tiempo, acabará anulado, dormido, desaprovechado, desmotivado; la segunda es que, los profesionales más activos, acaben abandonando y trabajando en otra compañía.

Lo cierto es que hay casos, especialmente los orientados a resultados, en los que este tipo de líder puede resultar muy efectivo. Pero será siempre una efectividad a corto plazo, ya que la negativa a escuchar y ante la aportación de ideas de los demás limita el crecimiento.

Como dice el refrán “don cabezas piensan mejor que una”. O al menos dos perspectivas pueden converger dando lugar a una solución cualitativamente mejor. Y si son más, mejor…

Liderazgo multiplicador

¿Qué multiplican los líderes multiplicadores? Pues precisamente eso que resulta tan importante para alcanzar cualquier objetivo y con lo que debe contar un buen equipo: el talento.

Los líderes capaces de multiplicar el talento se caracterizan por poseer una gran habilidad para descubrir genialidades en cada uno de los miembros que componen su equipo, por valorar y hacerles sentirse valorados por esas cualidades que les hacen diferentes y únicos.

Creen ciegamente en que cualquier persona cuenta con los recursos necesarios para alcanzar cualquier meta que se proponga… y esta creencia les empuja a trabajar en el crecimiento de los profesionales que componen su equipo, con la intención de que se conviertan en mejores profesionales y mejores personas.

En los equipos de este tipo de líder, no hay limitaciones ante las ideas. El trabajo es un trabajo en grupo y participativo, donde cada idea cuenta, donde florece la creatividad y los miembros del equipo asumen un compromiso necesario para alcanzar las metas. Los líderes multiplicadores incitan a cada uno de los miembros de su equipo a desarrollar su propio talento en pro de una causa común: alcanzar los objetivos de la compañía.

En un equipo liderado por un multiplicador no hay un genio, hay muchos. Y es que este tipo de líder es especialista precisamente en crear genios; sacar el máximo partido al conocimiento, habilidades y actitudes de cada componente del equipo.

Y en cuanto a la efectividad, este tipo de liderazgo permite lograr más en menos tiempo y sin límites.

Termino con una frase de John Maxwell que quizá lo resume bien: “Lidera personas y tus resultados crecerán. Lidera líderes y tus resultados se multiplicarán”.

escuchar en los negocios

Dijo el científico y novelista alemán, Goethe, que “hablar es una necesidad, escuchar es un arte”. Recurro a su frase como título y para comenzar este post, a través del que intentaré exponer las razones y motivos por los que ser buen directivo y saber escuchar son dos conceptos que están intrínsecamente unidos.

Afirmaba Goethe con gran acierto que “escuchar es una necesidad”. Y es que, si nos paramos por un momento a analizarlo, rápidamente nos daremos cuenta de que hablamos para ser escuchados, ya que la escucha valida el hablar.

La otra afirmación de Goethe asegura que “escuchar es un arte”. Cierto también… Y es que cuando hablamos de escuchar, no hablamos del mero hecho biológico de oír, sino de comprender e interpretar lo que están diciendo.

A priori parece más importante y relevante saber hablar que saber escuchar. Sin embargo, no es así; es precisamente la capacidad de escuchar y saber escuchar una de las características que más se valoran en un directivo.
Es probablemente en la escucha donde radica una de las mayores dificultades de cualquier directivo, ya que es muy habitual que este tipo de profesional se centre más en lo que tiene que decir y cómo lo debe decir que en lo que realmente le están diciendo.

Son muy comunes los casos de directivos prometedores con un gran componente racional que fallan en el desarrollo de sus responsabilidades profesionales y ejecutivas por el simple hecho de contar con escasas habilidades emocionales y un exceso de impaciencia. A pesar de contar con un inmenso potencial, fallan por no saber escuchar, por no tener en cuenta al interlocutor, lo que lleva ofrecer respuestas rápidas, precipitadas y, al no escuchar y no saber y comprender el problema, poco coherentes.

La clave principal para evitar este  mal común entre directivos (y también los que no lo son) es mostrarles la importancia de escuchar y comprender desde la racionalidad y también desde las emociones; y luego, la importancia de ser escuchados y comprendidos. El profesional debe centrarse en lo que le están diciendo desde una perspectiva racional y también emocional; y después preocuparse en lo que dice y cómo lo percibe e interpreta su interlocutor.

No es tarea sencilla, pero con práctica, todo se puede lograr… es cuestión de practicar la escucha del interlocutor y la propia. Y, sobre todo, antes de responder, tener la calma suficiente para reflexionar e interpretar lo que están diciendo.

Con un poco de paciencia, humildad y práctica, los resultados se harán visibles…