Discrepancias

Diferencias, discordancias y discrepancias son el pan de cada día de cualquier equipo. pero no son algo malo, al contrario, un equipo no sería verdaderamente un equipo si no existieran diferencias. Y cuando hablamos de diferencias podemos clasificarlas en dos grandes grupos:

Estructurales

Aquí el kid de la cuestión gira en torno a la firma de organizarse. Todo equipo, más tarde o más temprano, acaba enfrentándose a este tipo de discrepancias en los que, habitualmente se manifiesta una lucha por el poder o la influencia en la organización del equipo.

No se trata de diferencias fáciles de resolver y, sin ninguna duda, supone todo un reto gestionar este tipo de crisis y salir victorioso. O lo que es lo mismo, lograr el futuro desempeño del equipo.

En la práctica

Aquí hablamos de diferencias en la práctica y que aparecen a la hora de trabajar, en la toma de decisiones, en las reuniones, etc.

Aparecen, sin más y muy habitualmente debido a las diferentes necesidades e ideas con respecto a los objetivos marcados de los miembros del equipo.

 

Independientemente del tipo de diferencia, cuando un equipo se enfrenta a una crisis de este tipo, está asistiendo, sin ninguna duda, a una oportunidad única de aprender y demostrar que tiene las capacidades y habilidades necesarias para lidiar con situaciones complicadas, demostrar su valía y no sólo salir airosos de la situación, sino reforzados.

Pero, ¿qué debe hacer o tener en cuenta un equipo para sacar partido a una situación de este tipo?

Lograr que el equipo asuma las diferencias como algo normal dentro de un equipo

Las discrepancias son fundamentales para progresar. Esto es así y así se le debe transmitir al equipo. pero es necesario transmitirlo de manera que el equipo entienda que las diferencias son normales y positivas de cara al progreso siempre que estén exentas de toxicidad.

Apostar por la transparencia total

Equipo es sinónimo de confianza. Y para que exista confianza es necesario hablar con claridad de aquello que preocupa a los integrantes y permitirles las información necesaria para que puedan comprender el contexto.

Mostrar una actitud conciliadora 

Gestionar las diferencias no es tarea sencilla, y para lograrlo con éxito es necesario que los miembros del equipo se comprometan a tener una actitud receptiva y conciliadora, sin tener que renunciar por ello a sus propias ideas o posturas.

Es importante tener presente que los problemas no sólo se presentan cuando uno o varios de los miembros no demuestran receptivos a ideas ajenas y se mantienen a la defensiva, sino que resulta igualmente negativo cuando hay miembros que se muestran complacientes incluso cuando las posturas chocan con sus ideas. En este último caso, sin ninguna duda, el equipo está perdiendo una grandísima y muy valiosa oportunidad para crecer.

Centrar el foco en las necesidades los objetivos comunes

Llegar a un consenso será muy complicado si no se construyen vías de acceso entre las diferentes opiniones, ideas o visiones.

Todos los miembros deben tener la convicción de que la verdad absoluta no existe. Y partiendo de esa base se podrán construir esas vías, siempre teniendo en cuenta que la otra parte también tiene su parte de razón.

De hecho, un equipo de alto rendimiento es aquel que sabe y logra crear la capacidad de crear esas vías, esos nexos de unión entre sus miembros y los puntos comunes con la intención de alcanzar una verdad compartida.

 

fusionar equipos

En los equipos ocurre algo similar que en los profesionales a nivel individual, que pasan por distintas fases durante las cuales, en ocasiones, precisan de un acompañamiento. Una de esas situaciones podría ser la fusión de varios equipos

Fusionar equipos supone la imperiosa necesidad de construir o reconstruir, dependiendo de cada caso, una confianza absoluta entre los miembros, implantar en ellos una visión común, definir al detalle los roles de cada uno, establecer cuáles serán los canales de comunicación, etc.

Poner  en orden todo esto, no es tarea simple, pero sí existen algunas premisas básicas a tener en cuenta que ayudan a que todo marche como debe y la fusión, independientemente del tipo que sea, se produzca de una manera natural y fluida; y en el caso de fusiones complicadas, como pueden ser casos en los que se han unido o absorbido departamentos de la  compañía, sean lo menos traumáticos posible.
Estos son algunas de esas premisas básicas que todo coach frente a la responsabilidad de llevar a cabo un trabajo con estas características debe tener siempre muy en cuenta:

Partir del mismo nivel 

Es fundamental que los responsables de cada uno de los equipos a fusionar comiencen este proceso partiendo de un mismo punto y a un mismo nivel, y que cuenten con el mismo grado de participación. De esta manera, todos los equipos parten desde el mismo punto, lo que evitará malestar, incomodidad, suspicacias o desconfianzas entre los miembros de los equipos.

Sesiones con los diferentes equipos por separado

Muchos son los casos de fusión de equipo que requieren de un proceso mucho más cuidadoso y sutil que, antes de intervenir en el equipo final, requiere de algunas sesiones con los diferentes equipos para poder ponerlos en situación y acompañarlos desde el origen en este proceso

Este punto permite a los integrantes de los equipos conocer al detalle la situación, expresar sus visiones, gestionar la situación y manifestar sus estados anímicos.
Conociendo todo ello, el proceso se puede llevar con una mayor seguridad…

Sesiones individuales 

Los líderes de cada uno de los equipos son piezas fundamentales en el puzzle de fusión. Y precisamente por esa relevancia, en muchos casos se apuesta posesiones de coaching individual de acompañamiento que ayudarán en el proceso de fusión.

Seguimiento

La fusión de equipos no es algo que se pueda realizar de un día para otro, ni siquiera de una semana para otra… Se trata de un proceso delicado que requiere de un seguimiento continuo durante un período de aproximadamente un año. En casos muy complicados incluso podría alargarse casi el doble ese período. Pero, sin duda, el período exacto de acompañamiento que precisará un equipo tras una fusión dependerá, en gran medida, de la madurez del propio equipo y los cambios que se vayan produciendo dentro del mismo en cuanto a objetivos, estrategias, etc.

 

dieferencias entre grupos y equipos

Los equipos de alto rendimiento se han convertido en la base de las mejores empresas. Estos equipos son, sin duda, los más deseados por cualquier CEO. Y a este respecto, el coaching, puede ayudar… puede contribuir a alcanzar este objetivo dentro de una organización.

Un buen método, y un coach con la actitud necesaria, las habilidades que para ello se precisan y algunos herramientas fundamentales pueden ser la clave que permita crear un buen equipo de alto rendimiento.

Pero hoy quiero hablaros de las diferencias entre grupos y equipos, porque aunque puedan parecer lo mismo, no lo son. De hecho, la mayor parte de eso a lo que llamamos ‘equipos’, no lo son.
Quizá el principal motivo de confusión se debe a que tendemos a pensar que cuando hablamos de personas que trabajan juntas automáticamente componen un equipo, sin embargo, no tiene por qué ser así y existen muchas características que permiten saber cuándo se trata de un verdadero equipo y cuándo estamos hablado de grupos de trabajo.

La responsabilidad no es la misma

Cuando se trata e grupos, la responsabilidad recae a nivel individual en los miembros. Sin embargo, cuando hablamos de un equipo de trabajo, la responsabilidad va más allá dela propia, se trata de una responsabilidad compartida en la que los miembros del equipo asumen, por supuesto, la responsabilidad de su propio trabajo, pero también sobre el desempeño de los demás miembros.

El liderazgo también marca la diferencia

Podríamos decir que siempre que hablamos de grupos hablamos de individualismos. Mientras que cuando se trata de equipos, es justamente lo contrario.
El líder de un grupo se encarga de que cada uno de los miembros cumpla y haga bien su trabajo. Sin embargo, los equipos dan un paso al frente a este respecto y asumen también un liderazgo compartido caracterizado por un mayor compañerismo, colaboración y cooperación.

Objetivos y resultados

Un grupo cuenta con miembros que tienen objetivos individuales y existe una clara orientación a los resultados, a lo que cada miembro consigue. Sin embargo, cuando hablamos de equipos, aunque pueden existir objetivos individuales siempre contribuirán al éxito del equipo, los objetivos más importantes tienden a ser grupales; y los resultados se centran más en el ‘qué’ y al ‘cómo’, poniendo especial esfuerzo en realizar las cosas bien, aunque ello implique, en ocasiones, más lentamente.

La comunicación

Sólo con observar el tipo de comunicación podemos saber si estamos ante un grupo o un equipo. Y es que, mientras los grupos cuentan con un sistema de comunicación cerrada, un equipo cuenta con una comunicación abierta en la que existe comunicación entre todos los miembros, favoreciendo la comprensión, empatía y motivación.

 

Una de las principales preguntas o cuestiones a las que me enfrento cada día es: ¿se puede convertir un grupo en un equipo? La respuesta es rotundamente sí. Pero debemos tener en cuenta que, por lo general, no se trata de tarea fácil; y para lograrlo es preciso comenzar un proceso que permita consensuar los comportamientos de cada uno de los miembros… Este es el primer paso para la transformación de un grupo en un equipo.

productividad

La inmensa mayoría delos directivos asume con normalidad que, por muy ocupados que estén, siempre hay nuevos proyectos que emprender, se pueden asumir otras reuniones o dedicar mas atención a tareas que lo requieren.

Muchos hablan hoy de las claves de la productividad, de cuál es la vía para lograr la mayor productividad y poder sumir todas las tareas, proyectos y compromisos. Y muchos hablan además de conseguirlo haciendo menos. Y así es, se puede lograr una mayor productividad trabajando menos, aunque existe un «pero»…

Para ser más productivos debemos trabajar menos, pero sin interrupciones. 

Cuando trabajamos sometidos a constantes interrupciones: del teléfono móvil, del correo electrónico, invitaciones, etc., hace que de manera constante se reduzca nuestro rendimiento en el trabajo. Y, cuando se reduce el rendimiento, la productividad baja en caída libre.

¿Cómo conseguirlo?

Es probable que precises cambiar, no sólo tu rutina, sino también establecer un orden de prioridades. De hecho yo diría que la base de la productividad radica en esto, en establecer prioridades. Y aunque lo parezca, esta tarea no resulta sencilla.

Debes aprender a marcar el tiempo de trabajo que debes dedicar a cada tarea y diferenciar las más importantes de las que pueden esperar.

El descanso es otra máxima vinculada a la productividad a la que con más frecuencia de la que debemos dejamos de lado y ni siquiera damos el valor que merece. Para ser productivo es fundamental contar con un buen descanso. Y este debe convertirse en un hábito al que jamás debemos boicotear.

Muchos son los profesionales y ejecutivos que no saben desconectar, que no saben bajar la intensidad y fijarse y cumplir con plazos razonables.

No es cuestión de cantidad, es cuestión de calidad. De nada sirve trabajar 12 horas al día sin eficacia. Se trata de trabajar en un espacio de tiempo razonable convirtiendo ese tiempo en tiempo de más alta calidad en el trabajo.

Las mañanas son el momento de mayor productividad. No porque yo lo diga, sino por una cuestión de lógica: las mentes están más despejadas, abiertas. Aprovecha esto.
Evita reuniones improductivas por la mañana, saca partido a tu tiempo durante las primeras horas del día dedicándolo a las obligaciones y gestiones pendientes o más importantes del día. Así, no sólo lograrás hacer más en menos tiempo, sino que verás antes lo resultados.

actitud positiva

Más que a la planificación o a la estrategia, el éxito está ligado a la actitud. Y para alcanzarlo existe un factor clave y determinante: la actitud positiva y nuestra capacidad de desarrollar relaciones positivas.

Sólo nosotros somos dueños y responsables de nuestras idas. Y la forma que adquiere depende, en gran medida, de nuestra actitud ante la misma. Y lo cierto es que tenemos control y conciencia sobre nuestra actitud y aprendemos a enfocarla, tendremos un mayor control sobre la misma y sobre lo que va a ocurrir.

Dice la RAE que la actitud es la disposición de ánimo manifestada de algún modo. Yo añadiría que además que las actitudes son también inclinaciones a reaccionar de cierta manera de forma permanente, son hábitos de pensamiento y, por supuesto, respuestas emocionales.

Son muchos los estudios realizados, algunos de ellos por prestigiosas Universidades, sobre  las razones que llevan a una persona a triunfar. Y lo cierto es que en la mayoría de esos estudios realizados de manera totalmente independiente, las balanza se inclina hacia la actitud y la motivación.

Habilidades más importantes en el trabajo

Sin ninguna duda, la escucha activa es una de las habilidades más importantes en el ámbito laboral, especialmente en el caso de los dirigentes. pero no basta con escuchar, es fundamental también ser efectivo en la comunicación oral y escrita. Identificar los problemas y situaciones conflictivas y contar con la capacidad y habilidad de buscar soluciones es otra característica imprescindible. Además, los dirigentes de las empresas de hoy deben saber dar instrucciones claras y efectivas; así como reconocer a los colaboradores por los resultados obtenidos.

Si prestamos atención a todas esas características y habilidades, veremos que prácticamente todas dependen de la actitud. Y haciendo un breve inciso que, quizás no viene al caso, pero me gustaría compartir: A pesar de la gran importancia de la actitud en todos los ámbitos de nuestra vida, pero especialmente en el ámbito profesional, ¿os habéis fijado que en España contamos con un sistema educativo que hace caso omiso a este aspecto tan relevante? Nos qué opináis vosotros, pero yo tengo muy claro que la educación está pidiendo a gritos una profunda revisión y medidas al respecto que incluyan asignaturas no sólo enfocadas a retener conocimientos, sino que también nos ayuden a desarrollar actitudes positivas. Otro gallo nos cantaría.

Mientras esperamos ese importante cambio en la educación, es conveniente que sepas y tengas muy presente que tú eres responsable de tu vida y también de tu actitud. Tú la escoges, las desarrollas y nadie la puede cambiar. Además, te aseguro que tu vida se verá afectada de manera rotunda por tu actitud, por lo que conviene que seas muy cuidadosa/a a la hora de elegirla. Si esperas buenos resultados, resultados positivos, necesitarás actitudes positivas. De hecho, el desarrollo del liderazgo personal depende, en ran medida, de la actitud. Y, sin ninguna duda, también la actitud condiciona la confianza y la seguridad en uno mismo.

Si tu actitud no es positiva, es probable que, a la hora de cambiarla te encuentres de frente con una gran resistencia interna. No te asustes, es lógico y normal que esto suceda. Pero sobre todo, no te acobardes ante ella. Si has tomado la decisión de pasar tu actitud a positiva, sé valiente, consecuente y productivo.

Tus pensamientos y tu actitud te han llevado a donde estás. Por tanto, cambiando tus pensamientos y tu actitud podrás llegar a donde quieras.

Da la importancia que merece y trabaja a diario tu actitud.

cambio proximo

La vida, nuestra vida, es una constante de cambios. Unos de ellos vienen dado; otros, precisan de nuestra determinación, de una decisión previa para producirse. Y el problema parece justo cuando estos últimos se ven enfrentados a nuestros miedos, inseguridades e indecisiones…

Evolucionar implica toma de decisiones. Pr ello quiero abordar en este post este tema, para tratar de definir los puntos más importantes en este aspecto.

Vivimos en medio de una vorágine de cambios a todos los nivel y en todos los aspectos de nuestra vida y necesitamos adaptarnos y prepararnos continuamente para hacer frente, de la mejor manera posible a esos cambios desarrollando nuevas habilidades, competencias, etc.

Centrándonos en el ámbito laboral, debemos tener en cuenta que parte de estos cambios vendrán impuestos por nuestros superiores o por el propio entorno. En estos casos no tendremos gran problema. Los inconvenientes aparecen cuando los cambios precisan ser generados por nosotros…

Esos cambios podrían responder a un cambio de domicilio, incluso de país; a un cambio de empleo; o a la búsqueda de un trabajo, por ejemplo. Todos ellos son cambios que, a pesar de ser buscados, nos fuerzan a nueva nueva situación.

Ante esta cambios que nos llevan a una nueva situación podemos mostrar dos tipos de actitud:

  • Proactiva: asumiendo el control de la situación y de su actitud, lo que implica la toma de iniciativa en el desarrollo de acciones creativas y audaces que llevan a una mejora. Pero la proactividad no significa sólo tomar la iniciativa, sino asumir la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan; decidir en cada momento lo que queremos hacer y cómo lo vamos a hacer.
  • Reactiva: podríamos decir que una actitud reactiva se refiere a buscar lo mismo que la anterior, pero con la gran diferencia de hacerlo cuando no tenemos más remedio.

Ahora bien, ¿qué es lo que nos lleva a resistirnos a cambiar?

Por lo general, ante cualquier decisión importante en nuestras vidas, tendemos a recurrir al no, a plantearnos cada detalle, a buscar excusas… Ello se debe, especialmente a algunos motivos:

El miedo a perder

Hemos crecido y sido educados en tópicos que nos acaban marcando en este sentido, tópicos como: «más vale pájaro en mano que cientos volando» o «vale más malo conocido que bueno por conocer». Solemos temer a perder seguridad, estabilidad, poder, bienes…

Nos frena nuestro instinto de supervivencia

Cuanto mayor es el cambio, más presente tendremos ese instinto frenándonos.
Cuando se trata decomiso pequeños no dudamos tanto en tomar las decisiones necesarias para llevarlos a cabo. Cuando se trata de cambios más importantes, comienzan a parecer miedos que nos frenan de cara a una  decisión final. Y a cuando hablamos de cambios vitales, tendemos a poner excusas, evitarlos, etc.

El miedo a ganar

Igual que tenemos miedo a perder, el miedo a ganar también está presente.
El miedo a descubrir facetas propias que no conocíamos; puede tratarse incluso de un miedo a querer más, al inconformismo, etc. Y estos miedos están motivados por el hecho de que, de descubrir estas nuevas facetas, no tendríamos excusas para posponer o evitar lo que tenemos que hacer.

El esfuerzo

Cualquier cambio implica esfuerzo. Un esfuerzo que dependerá, en gran medida, del cambio. Pero el problema no es el esfuerzo, ni la necesidad del mismo a la hora de cualquier cambio; el problema es que tenemos un concepto erróneo del cambio, ya que tendemos a creer que para esforzarnos debemos recibir una gran compensación…

 

Estas son sólo algunos de los peores enemigos del cambio. Por ello, ante cualquier decisión, situación o circunstancia que conlleve o requiera de un cambio, conviene tenerlas en cuenta, ser conscientes de que están y del por qué están presentes. Y, por supuesto, tomar la iniciativa y pasar a la acción para vencer estos miedos o, por lo menos, minimizar sus consecuencias.

 

 

mapa mental

¿Qué es un mapa mental?

Los mapas mentales, son un método que permite extraer y memorizar información. Un método de tomar notas de una forma creativa: cartografiando las ideas y reflexiones que giran en torno a un tema, por ejemplo, la empresa.

¿Que se precisa para crear un mapa metal?

  • Un papel extenso (preferible). Aunque, si lo prefieres, puedes hacerlo también sobre un DIN A4.
  • Lápices de colores, bolígrafos, rotuladores…

Independientemente del tema sobre el que se realice el mapa mental, todos tienen algunas características en común: 

  • Todos los mapas mentales deben central la idea o el asunto principal en una imagen central.
  • Los temas principales que derivan de la idea, el asunto o el concepto principal, se representan como bifurcaciones. Imaginemos que es un árbol: el tronco sería el asunto principal y las ramas más gruesas esos temas principales.
    Esas bifurcaciones deben ser representadas con alguna imagen o palabra clave asociadas.
  • Finalmente, los temas de menor importancia y se representan en el mapa como pequeñas ramas y hojas.

Ahora que tenemos claro qué es un mapa mental y cómo se leva a la práctica. El siguiente paso es saber cuándo surge la necesidad de introducirlo o aplicarlo a mundo de la empresa:

Lo cierto es que cada empero es un mundo y pueden ser muchos los casos o las circunstancias en los que la realización de un mapa mental puede ayudar y clarificar partes de un proyecto. Sin embargo, generalizando, a grandes rasgos, los motivos más comunes son:

  • Cuando se precisa definir un objetivo con todo tipo de detalles.
  • En la tomare decisiones importantes.

El mapa mental aplicado a la empresa

Definir un objetivo concreto con todo tipo de detalles es uno de los casos en los que los mapas mentales resultan más eficaces y útiles.

Imaginemos que se trata de un mapa mental en este sentido… A la hora de llevarlo a la práctica en el centro del papel iría representado el objetivo. Y a partir de ahí, el miembro o los miembros responsables de ese objetivo, comenzaría a proponer las bifurcaciones principales y definiendo los detalles.

Un ejemplo puede ser:

Bifurcaciones principales:

  • Fecha
    Fecha límite para alcanzar el objetivo, fechas intermediarias que son importantes, etc.
  • Recursos y herramientas
    Recursos y herramientas disponibles, necesarios, qué implica no contar con todos los recursos o herramientas, etc.
  • Impacto en el entorno
    A quién implicará: clientes, colaboradores, etc.

Que beneficios aporta la creación de un mapa mental en la empresa

  1. Uno de los principales beneficios es que permite poner todas las ideas en orden, organizarlas e incluso encontrar los nexos de unión entre todas ellas.
    Esto no sólo permite avanzar en el proyecto, sino que permite a la vez prever cualquier consecuencia de una decisión y reducir el cualquier impacto negativo que pueda tener.
  2. Realizar análisis exhaustivos en los que el foco principal se centra en el objetivo.
  3. Potencian la comunicación y colaboración entre todos los miembros implicados en el proyecto o la obtención de ese objetivo concreto. Esto no sólo mejora la productividad, sino que además suele dar lugar a nuevas vías de obtención del objetivo.
  4. Da pie a la creatividad y el dinamismo, dando lugar a mejores y más eficaces y productivas brainstormings (o lluvias de ideas).
  5. Ayudan a reducir los riesgos. Realizar mapas mentales entre todos los miembros de un proyecto permite un análisis con muchas perspectivas, reduciendo así el riesgo de olvidar detalles que pueden provocar consecuencias negativas o dando lugar a soluciones alternativas más eficaces o efectivas.

excelenciaCualquier persona que conozcas o tengas como referente, que haya alcanzado la excelencia, es una persona que ha realizado un duro trabajo para lograrlo. Se puede ser muy bueno o tener habilidades innatas, pero si no se entrenan y se aplican bajo una estricta disciplina y compromiso, difícilmente se llegará muy lejos. Alcanzar la excelencia requiere de un claro sentido de la responsabilidad y una gran autodisciplina.

Situarte en un alto nivel dentro de lo lo que haces o el trabajo que desempeñas tampoco es cosa de dos días. A hablar de excelencia y referentes, muchas personas no terminan de ser conscientes de que los que hoy son los mejores, algún día estuvieron entre los peores, y que el triunfo sólo es una consecuencia del esfuerzo y empeño que han puesto para conseguir legar hasta ahí.

El primer mensaje que me gustaría lanzar y que quede muy claro es que situarse entre los mejores y alcanzar la excelencia es algo que solamente de nosotros mismos. En nosotros está el poder de conseguirlo, y también la libertad querer lograrlo.

El segundo mensaje es que existen dos premisas básicas que, si se cumplen, es muy probable que situarse a un nivel de excelencia y son:

Un compromiso firme

Adopta un compromiso contigo mismo firme, fuerte, verdadero y duradero; un compromiso que se mantenga inquebrantable pese al esfuerzo que sea necesario para alcanzar el objetivo.

Nadie que haya alcanzado la excelencia, en ningún hábito, se ha tomado su sueño como un simple deseo. Y esto es fundamental que lo tengamos en cuenta si queremos emprender un camino hacia la excelencia… Olvidemos el «me gustaría…» y sustituyámoslo por el «voy a hacer…», «haré…», «seré…», «tendré…».

Pasa a la acción

Nada evoluciona en la zona de confort. Y para que el compromiso adquirido tenga sentido y de sus frutos, se debe contar con un plan de acción y la voluntad de llevarlo a la práctica sin distracciones.

De nada servirá poner un poco de empeño si a la primera de cambio regresamos a la pasividad. No pierdas el tiempo, organízate de manera que puedas llegar a ser lo más productivo posible durante las horas que trabajas o invertirás en esa actividad o tarea que quieres elevar a la categoría exclente.

Y cuando algo desvíe tu foco de atención, recuerda por qué has empezado; para por un segundo y mira hacia atrás, sólo para recordar todo lo que has logrado ya, ¿lo vas a tirar por la borda? Y finalmente pon de nuevo tu vista al frente y bien alto, enfocando tu futuro, tu sueño y sigue avanzando…

Se trata de dos pasos sencillos que, con una gran fuerza de voluntad os puedo asegurar que se pueden dar, que se pueden cumplir y que al final siempre dan buenos frutos. ¿Por qué muchas veces parece tan complicado?, porque falta convicción o el deseo no esta fuerte como debiera o como se cree… Pero cuando realmente que se desea algo y se está dispuesto a conseguirlo, pasando a la acción y con una gran autodisciplina, cualquiera puede llegar tan lejos como desee, sea cual sea el campo o ámbito…

¿A qué esperas para ponerte en marcha hacia esa excelencia que tanto deseas?

desconfianza-en-uno-mismo

Cuando emprendemos un nuevo viaje, un nuevo camino, asumimos nuevos retos y ello puede atraer dudas. Dudas que nos plantean si nuestra idea es lo suficientemente buena, que nos hacen pensar una y otra vez si estamos tomando el rumbo adecuado, de la certeza de que nuestras habilidades sean capaces de asumir todos los retos que se nos presentan…
¿Cuántas veces te has preguntado a ti mismo/a si realmente estas hecho para el trabajo que has elegido o que estás desempeñando?, ¿cuántas veces has puesto en duda que el camino y el rumbo que has tomado a nivel profesional sean los adecuados?

Tener ciertas dudas ante la incertidumbre es normal.  Y no es malo siempre que el estrés que ocasionan esas dudas sean bien gestionados, de manera que no nos frenen a la hora de avanzar hacia nuestras metas. Y para conseguirlo, existen algunas premisas básicas que debemos tener presentes y saber manera de la mejor manera y en pro de nuestro crecimiento:

1. Las comparaciones son odiosas

Dice el popular refrán que las comparaciones son diosas. No sólo eso, sino que pueden ser además muy perjudiciales.
Resulta muy complicado, especialmente a nivel profesional, evitar las comparaciones. Pero si lo hacemos, es importante ser consciente y tratar de realizar comparaciones poco realistas o injustas que puedan llevarnos a dudas de nuestras habilidades. Además, mantenernos en una preocupación continua por lo que hacen otros profesionales o nuestra competencia, no sólo nos robará mucho tiempo, sino que nos puede llevar al agotamiento.

La clave radica en evitar las comparaciones injustas o negativas, pasarlas a positivas y utilizar el éxito de otra para aprender. Si tienes que invertir tiempo en tu competencia, que sea para investigar en lo que hicieron bien y descubrir todos los desafíos que tuvieron que superar para alcanzar sus objetivos.

Recuerda todo lo que has conseguido ya

Retomar el rumbo de tu vida profesional en la dirección que realmente deseas no sólo requiere de un gran valor, sino de un enorme esfuerzo y trabajo.

Y en esta andadura, siempre habrá días buenos y días malos. En los malos, esos en los que te quieres rendir es donde debes parar para echar la vista atrás y reconocer todo lo que has conseguido ya. Muéstrate agradecido/a de tus logros, desde los más pequeños hasta los más grandes…

Cuando una piedra aparezca en tu camino, recuerda todos esos logros, los buenos momentos y por que elegiste este camino…

El éxito depende de una toma de decisiones continua

El éxito a nivel profesional es el equivalente a una carrera de fondo, no a un sprint, depende de la culminación de un sinfín de decisiones a largo plazo.

La continua toma de decisiones te permitirá ir realizando algunas correcciones por el camino… Cuanto mejor aceptes y asumas esto, más proactivo/a te muestres en este aspecto, mayor seguridad tendrás en ti mismo/a  de tus capacidades para liderar.

Acepta tus errores

Los errores son, sencillamente, inevitables. No importa que tan preparado estés, qué tan inteligente seas o cuánta experiencia tengas, siempre habrá algún error. Y eso es bueno, porque nos muestran el camino que nos permitirá crecer si en lugar de obsesionarnos con ellos nos enfocamos en bucales soluciones.

No ocultes o cambies lo sucedido ante un error, mejor acéptalo y admítelo lo antes posible; de esta manera te haces dueño y no esclavo de tus errores. Una vez aceptado y asumidas las responsabilidades, es momento de buscar soluciones que permitan abordarlo. Después, sencillamente quédate con el aprendizaje t déjalo ir.

lider-2.0

En la era digital, ser el cerebro de una organización requiere de la aceptación de nuevos retos… El liderazgo tradicional se ha visto fracturado en los tiempos que corren,  el directivo del siglo XXI debe estar preparado para hacer uso de las nuevas tecnologías y herramientas de comunicación a través de internet, ya que debe saber proyectar de la manera más adecuado la imagen de la marca o compañía que lidera en un escaparate a nivel mundial llamado Internet. 

A este respecto, hoy encontramos dos perfiles, el del los inmigrares digitales (personas nacidas y educadas antes del auge de las nuevas tecnologías) y el de los nativos digitales (personas que, rodeadas desde temprana edad por las nuevas tecnologías  y los nuevos medios de comunicación que consumen masivamente, desarrollan otra manera de pensar y de entender el mundo). 

Pero idependientemente de las marcadas diferencias que puede haber entre unos y otros, el liderazgo 2.0 requiere de de una serie de características y habilidades en los nuevos directivos que deben aceptar, asumir y adquirir —si fuera necesario— para adaptarse a los nuevos tiempos. 

Características del líder 2.0

Quizá uno de los rasgos más importantes, si de liderazgo 2.0 hablamos, es la actitud. El líder 2.0 debe estar abierto a los cambios y saberlos reconocer y ser capaz de generar nuevas formas de relación que permitan mejorar la eficacia y la productividad. Pero no sólo eso, debe tener la mente también abierta a la posibilidad de sinergia y colaboraciones con otras empresas o profesionales. 

El contante reciclaje es otro de los aspectos básicos. Un líder 2.0 debe mostrarse a un aprendizaje continuo… 
Dos escenarios clave son las nuevas tecnologías, las cuales debe saber manejar con soltura; y los medios sociales, en los que debe tener muy claro el lenguaje a utilizar en cada uno de ellos. 

Hasta hace muy poco asociábamos el concepto líder, con la idea de una persona que debe buscar resolución a cualquier problema. Este concepto ha cambiado, o más bien ha evolucionado… Tanto es así que hoy, el líder 2.0 no tiene como prioridad resolver; sino más bien identificar los problemas y contar con la capacidad de activar los grupos de trabajo y las herramientas necesarias para activar la búsqueda de soluciones efectivas. 

Para nada encajan en el concepto de líder 2.0 aquellos directivos centrados en la toma de decisiones y los procesos. El nuevo concepto ha llevado a moderar e impulsar nuevas soluciones, a generar nuevas reflexiones y metodologías… En definitiva, a propiciar un clima de trabajo en equipo participativo, en el que cada opinión o idea sume y que resulte participativo. 

La empatía es otra de las características clave en este tipo de líder, que debe ser capaz de ponerse en el lugar de la persona que tiene en frente, de sentir como sienten las personas que trabajan y colaboran con él. 
Todo ello ha llevado, por supuesto, a trastocar el sistema jerárquico de las compañías, al que latendencia ha llevado a una posición más flexible que propicie una comunicación fluida entre los directivos y las personas que lideran.