No sólo se ve en España. Aproximadamente el 61% de los ejecutivos más poderosos del mundo no tienen presencia en las redes sociales. Así lo indica un estudio de la agencia de comunicación española “Eureka PR”, que recoge los principales motivos por los cuales los directivos de importantes empresas huyen de estas plataformas tecnológicas.

Los directivos participantes en el estudio hacen parte de importantes compañías con el mayor volumen de facturación en España. La gran mayoría de ellos no tienen perfiles personales en Facebook ni en Twitter.

¿Por qué los directivos de las empresas huyen de las redes sociales?

El estudio recoge la opinión de importantes consejeros delegados y CEO de empresas cuyas facturaciones en redes sociales son muy altas. Estas son las principales razones:

  • Estas herramientas suponen más una distracción o una carga, que una ventaja real para ampliar el nivel de confianza de los usuarios en su marca.
  • Tienen recelo con su vida e información personal.
  • Están prevenidos y miedosos al pensar que por redes sociales puedan recibir críticas, ser cuestionados o dejar en evidencia opiniones personales que vayan más allá de la imagen pública de la compañía y de sus protocolos.
  • Estiman que no es ni necesaria ni beneficiosa su presencia en este tipo de plataformas.
  • No les agrada exponerse en canales sociales. Prefieren la prudencia, valor que poco se aprecia en las redes sociales.
  • El mismo sector en el que trabajan puede no tener buena aceptación en el público por temas de incrementos de tarifas, impacto medioambiental, etc. Estos factores podrían suscitar críticas o insultos sobre su gestión. Prefieren evitarlas.
  • Consideran que las redes sociales no son un valor seguro sino un entorno desgobernado donde una declaración puede sacarse de contexto y convertirse en viral en una red social.
  • Se corre el riesgo que la audiencia invente o interprete la información sobre él. En este sentido sienten que pueden perder el control de su reputación e incluso afectar a la de sus empresas.
  • Las redes sociales en general, incluido LinkedIn, son entretenimiento, con un coste en dedicación de tiempo y atención muy grande y de cierta forma, una amenaza para la privacidad.
  • No evidencian en sí ningún beneficio para un directivo, a menos que desee establecer un canal de comunicación con los clientes de la compañía. Sin embargo en ese caso, normalmente lo gestiona el área de comunicación de su empresa.
  • La presencia en una red social implica una intensa y constante frecuencia de generación de contenidos, lo cual está fuera del alcance de cualquier directivo.
  • La privacidad es un derecho que debe ser preservado con celo.

El otro lado de la moneda

Sin embargo el estudio también concluye que las redes sociales no ven con buen agrado la ausencia de un canal de difusión que permita la interacción con los altos ejecutivos de las compañías. Transmite una sensación de falta de transparencia y crea altos muros que dificultan el engagement entre las marcas que representan y sus propios consumidores.

 

 

 

inteligencia emocional

El valor de ser emocionalmente inteligente

Cuando hablamos de inteligencia emocional, hablamos de cómo gestionamos las emociones, cómo las entendemos y cómo las manejamos; las propias y también las de los demás. Y la podemos definir a través de estos cuatro aspectos:

  1. Autoconciencia: se produce cuando somos capaces de identificar las emociones en nosotros mismos y el origen de las mismas. A través de ella se definen una serie de circunstancias internas y externas que determinan la forma de pensar, sentirnos, comportarnos y relacionarnos, aparte de las actitudes que cada uno de nosotros posee y todo aquello que le interesa y motiva hacia la satisfacción de las necesidades personales.
  1. Autocontrol: El autocontrol es la capacidad de dominar nuestras propias emociones, nuestros pensamientos, nuestros comportamientos y nuestros deseos. Se trata de una habilidad para controlarnos y manejar nuestro propio cuerpo y mente.
    Cabe añadir que no muchas personas poseen autocontrol, pero es algo que se puede trabajar mejorar.
  1. Empatía: Mucho hemos hablado de la empatía en el blog… Se trata de la habilidad y capacidad que tenemos para reconocer y conectar con las emociones de los demás. Y es, sin duda, una de las competencias más importantes cuando hablamos de inteligencia emocional.
    Como dato curioso te cuento que la palabra empatía procede de dos vocablos griegos que significan “dentro de él” y “lo que se siente”.
  2. Habilidades sociales: es la capacidad que poseemos de relacionarnos con los demás. Se trata de esos rasgos de comportamiento y comunicación que nos hacen tener éxito en la vida. Esa es la definición oficial, por decirlo de alguna manera; sin embargo, yo, más que hablar de éxito, prefiero hablar de bienestar, de saber vivir en armonía y equilibrio, de compartir experiencias y de comunicarnos con fluidez, asertividad y efectividad para formar esa cohesión social en la que llegamos a acuerdos creando un bienestar a nuestro alrededor, porque ello se expande a todas las facetas de nuestra vida: personal, profesional y de salud.

5 pasos para desarrollar tu inteligencia emocional

1. Detecta las emociones

La caótica rutina que llevamos nos empuja a vivir desconectados de nuestras emociones. Vivimos corriendo, demasiado centrados en plazos, en llegar a tiempo a todo, en resolver los imprevistos que se presentan cada día…

pero es importante que entendamos que no podemos deshacernos o borrar nuestras emociones, por lo que debemos aprender a identificarlas y entenderlas. Y para ello, la mejor manera de lograrlo es pisando el freno del frenético día a día, parando un momento cada vez que algo nos haga sentirnos de una forma determinada, analizar el por qué, reflexionar sobre el origen de esa emoción. ¡Busca la raiz!

Es probable que al principio esta sea una tarea complicada porque no estamos entrenados para hacer esto. Pero la práctica te permitirá, poco a poco, encontrar respuestas y avanzar en este camino de aprender a detectar, reconocer y comprender tus emociones.

2. Amplia tu vocabulario (emocional)

La alegría, la tristeza, el enfado y el miedo son las emociones básicas, de las que parten todas las demás… Pero te sugiero que a la hora de tratar de reconocer tus emociones no recurras solo a ellas, sino que vayas un poco más lejos; trata de ser más específico/a, amplía tu vocabulario para encontrar la definición exacta, para ser más preciso/a.

Recuerda que el no dominar el lenguaje nos limita, trabaja en él tu mundo se expandirá.

3. ¡Ojo! No todo es lo que parece

Como decía en el punto anterior, son cuatro las emociones básicas que desencadenan todas las demás. Por ello muchas veces podemos caer en el error de que lo que nos está pasando, lo que estamos sintiendo, es la emoción secundaria, pero en realidad el origen radica en alguna de las cuatro anteriores.

Ten siempre en cuenta que a veces no todo es lo que parece y analiza muy bien cada situación y cada emoción.

4. No te juzgues

Las emociones son necesarias, ¡todas!, las buenas y también las malas; ellas nos ayudan a descubrir lo que está pasando a nuestro alrededor, en nuestra vida, lo que está pasando con nosotros. No trates de reprimirlas porque sería como ponerte una venda en los ojos y andar por la vida sin ver nada.

Incluso las emociones negativas tienen como objetivo darnos información de lo que está ocurriendo. Así, el miedo nos indica que quizá no contamos con los recursos necesarios para hacer frente a una situación; el enfado es una emoción negativa que aparece cuando sentimos atacados nuestros derechos o necesidades; o la tristeza nos indica la pérdida de algo que es importante para nosotros, pero no solo nos lo grita, sino que ese sentimiento también nos ayuda a superar la ausencia.

La clave está en no ver las emociones como algo bueno o malo, sino como en indicadores de información.

5. Controla lo que piensas para controlar cómo te comportas

¿Cuántas veces has escuchado o tú mismo has dicho que al perder el control no eras dueño de tus actos?

Esa no es excusa. Ni siquiera es del todo cierto, ya que, aunque no podemos evitar nuestras emociones, sí podemos modificar nuestros pensamientos. Y te aseguro que controlar los pensamientos que tienes, te permitirá mantener también bajo control tus actos, tus reacciones y tu forma de comportarte en todo momento.

Conclusión

Lo cierto es que resulta muy preocupante la poca cultura emocional de un gran número de adultos. A mayor capacidad para reconocer y dominar nuestros pensamientos y emociones; y cuanto más concretos y exactos seamos a la hora de expresarlas, más exteriorizaremos y menos reprimiremos. Y eso es sinónimo de una buena gestión emocional y una mejor salud mental y, por lo tanto, también una mejor calidad de vida.

 

 

star wars

38 años después de su lanzamiento, Star Wars continúa causando furor. El marchandising de la película sigue estando entre los más cotizados y aunque la película fue un éxito antes incluso de que nacieran, los jóvenes de hoy conocen el filme, la historia y las míticas frases de la misma.
Casi dos décadas han pasado y aún podemos rescatar valiosas lecciones que este clásico del cine nos ha dejado sobre la vida y los negocios.

Parto de esa magnífica interpretación de la fuerza que hace el filme, a través de los Shits y los Jedis.
Los unos utilizan la fuerza para explotar el miedo, el odio y la ira para satisfacer sus necesidades de control; los otros la misma fuerza la emplean para potenciar el coraje, la prudencia y la compasión con el fin de hacer a los demás más sabios, comprensivos, flexibles y valientes.
El mismo recurso utilizado de formas tan dispares… Y este ya es un símil que podemos llevar a nuestra vida personal. De hecho, no puedo resistirme a preguntarte antes de continuar:

¿Dónde estás invirtiendo tus fuerzas? 

En nuestra vida y en los negocios o en el ámbito profesional, también podemos elegir, también podemos decidir si queremos pertenecer al «lado oscuro» o al «lado luminoso». Todo depende de hacia dónde enfocamos nuestras fuerzas.

Te invito a parar unos segundos y reflexionar sobre esto. Analizar dónde estás invirtiendo tus fuerzas, a qué le estás dedicando la mayor parte de tus energías…

Las lecciones de negocios que nos enseña Star Wars si elegimos el «lado luminoso»

Hazlo o no lo hagas, pero no solo lo intentes (Yoda)

¡Qué gran frase! Y qué inspiradora…
Esta reveladora frase nos recuerda que nuestra capacidad de alcanzar nuestros objetivos, metas y sueños depende solo de nosotros mismos y de nuestra determinación para ello.

Recuérdala, tenla siempre presente. Si tomas la decisión de hacer algo, hazlo. Pero, si no vas a ir a por todas, con todo lo que tienes, mejor no comiences aún a hacerlo.

Emprender el camino hacia un objetivo y dejarlo a medias, sabiendo que nos has dado todo de ti, solo te va a frustrar; es muy peligroso porque esta práctica puede hacer que pierdas la confianza en ti mismo y que decaiga tu autoestima.

¡No lo permitas! Comprométete contigo mismo y con tus metas. Y ve a por ellas sin excusas… Está permitido caerse por el camino, lo quee no está permitido es rendirse; si te caes, levántate y vuelve a intentarlo aprovechando el aprendizaje.

Derríbame y me volveré más poderoso de lo que jamás pudiste imaginar (Obi-Wan Kenobi)

El miedo no es malo, es lógico; lo malo es dejar que el miedo nos paralice y nos condicione. Y el fracaso puede ser eso, un fracaso o puede ser el mejor de los maestros, todo depende de cómo lo asumas. Y solo tú puedes decidir.

Los errores y fracasos son necesarios y sirven para aprender. Cuando algo no salga como tenías planeado, no dejes que te hunda; analiza la situación, extrae el aprendizaje y sigue luchando con más fuerza, determinación y un arma extra: el aprendizaje y la experiencia.

¡Nunca me digas las probabilidades! (Han Solo)

Que no te las digas. Y no te las digas…
Pero, sobre todo, nunca dejes que las probabilidades de fracaso te condicionen o te paralicen.

En los negocios (y también en la vida, en general), son tan importantes las estadísticas, los números, la probabilidades, como saber cuándo debemos seguir nuestra intuición, nuestro instinto. De hecho las estadísticas están para romperlas, mejorarlas, superarlas y cambiarlas.

Muchas de las verdades a las que nos aferramos dependen inmensamente de un punto de vista (Obi-Wan Kenobi)

La flexibilidad y capacidad de adaptarse a los cambios es fundamental  nivel personal, y también cuando hablamos de negocios.

Todos conocemos esa teoría que dice que «no sobrevive le más fuerte, sino que el mejor se adapta al entorno» y, efectivamente, las organizaciones que no llevan la teoría a la práctica, no sobreviven.
Es fundamental la flexibilidad y el tener la mente abierta: Escuchar, conocer, aprender, dar rienda suelta a la curiosidad, investigar… y, por supuesto, conocer, analizar y abrirse a otros puntos de vista.

¿Quién es más bobo? ¿El tonto o el tonto que lo sigue? (Obi-Wan Kenobi)

Podemos interpretar esta frase como un grito por el criterio propio y la autenticidad. Y es justo lo que vamos a hacer.

Nadie nace aprendido y, para crecer, a todos los niveles, necesitamos mentores. Nunca tengas miedo de reconocer lo que no sabes y, pregunta todo aquello que te genera inquietud o dudas.

Pero, sí debemos tener en cuenta que nuestros mentores han de ser elegirnos cuidadosamente. Y que tener un mentor no es sinónimo no necesariamente quiere decir que sigamos al pie de la letra todo lo aprendido, no implica que debamos renunciar a nuestro propio criterio, ni siquiera que no debamos poner en duda aquello que dicen o nos enseñan.

Escucha. Pregunta. Duda. Aprende. Y, sobre todo, busca y potencia tu propia esencia, busca tu crecimiento. Está bien que te inspires en aquellos que consideras referentes, pero labrando tu propio camino, siempre siendo tú mismo. Y recurro de nuevo a una frase quizá algo manida, pero que resume de una manera muy clara lo que quiero decir: «Sé tú mismo, los demás puestos están ocupados».

 

Al final, Star Wars, es el mundo real llevado a un universo paralelo.  Y en nuestro mundo, también encontramos a individuos con tendencia Shith y a otros con tendencia Jedi… Debemos aceptarlo y aprender a gestionar la convivencia con albas clases de personas.

Ahora, te toca a ti elegir a qué lado quieres pertenecer, si al «lado oscuro» o al «lado luminoso» y…

¡Que la fuerza te acompañe!

 

 

 

Que el año ha pasado casi sin darnos cuenta es un hecho común en la mayoría. Nos sumergimos en nuestras rutinas y, cuando levantamos la vista resulta que ya estamos de nuevo a final del año, pensando en empezar de nuevo a luchar por algunos viejos propósitos y otros totalmente nuevo. Y es que sí, el año nuevo siempre es símbolo de nuevas oportunidades; pero, seamos realistas, no siempre es una garantía de un nuevo comienzo.

Este año, te sugiero hacerte algunas preguntas más allá de cuáles son tus nuevos propósitos. Aviso a navegantes, pueden resultar algo incómodas, pero se tornan necesarias si no queremos caer en los mismos errores que en años pasados. ¿List@?

Pregúntate y respóndete con sinceridad…

  • ¿Cuáles son  mis propósitos de año nuevo?
  • ¿En qué se diferencian de los propósitos de años anteriores?
  • ¿Cuáles son los propósitos que he logrado hasta ahora y cuántos continúan en la lista de espera a ser cumplidos?

Nos desesperes, si aún son muchos los que están en tu lista de propósitos por cumplir, tengo una buena noticia para ti: en este post vamos a dar en la clave para saber por qué y cómo debes plantearlos para poder cumplirlos.

Empecemos, entonces, por el principio…

Por qué no solemos cumplir nuestros propósitos de año nuevo

Existen dos motivos principales que nos impiden alcanzar todo aquello que nos proponemos cada vez que llega un neo año:

1. Nos proponemos retos que no dependen de nosotros

Plantear retos demasiado universales, que más que apelar a nosotros, a nuestra voluntad y capacidad, dependen de que otros tomen conciencia de lo que es importante para nosotros.

2. No tenemos en cuenta cuáles son nuestras capacidades

Por supuesto que cualquier cambio pasa por nosotros mismos. pero si no tenemos en cuenta cuáles son nuestras capacidades y cuál es nuestra realidad, es muy probable que nos fijemos metas irreales.

No quiero decir con esto que debas limitarte ni conformarte con lo que eres; sino que precisas de un buen análisis y una gestión consciente que te permitan elegir e ir fijando los objetivos adecuados en función de tus actitudes y aptitudes.

Consejos para plantear y cumplir propósitos nuevos y alcanzables

Ahora que sabes cuáles son los errores más comunes que impiden que alcancemos nuestros propósitos año tras año, la clave está en plantear este año los propósitos nuevos de la manera correcta:

Analízate. ¿Quién eres realmente?

Es fundamental que sepas quién eres para poder definir tus propósitos. Quién eres y cuáles son realmente tus sueños es la clave para poder decidir tus metas y llevar a cabo las acciones para alcanzarlas. Solo conociéndote muy bien podrás actuar de manera consciente y tener muy claro cuáles son tus verdaderos recursos y cómo manejar las posibilidades y opciones.

Alimenta tu motivación

Sabes perfectamente que sin ilusión y motivación, conseguir tus metas va a ser imposible. Encuentra lo que te mueve y te motiva y encárgate de ponerlo en marcha para que todo fluya… La motivación será tu motor.
Un consejo: fíjate objetivos pequeños que, al alcanzarlos, te hagan sentir satisfecho/a, de manera que alimenten tu motivación de conseguir un poquito más.

Fija objetivos claros, específicos y evaluables

Para cumplir tus propósitos, debes evitar a toda costa eso de irte por las ramas. Debes ser muy claro/a y muy conciso/a con tus objetivos. Y es que uno de los motivos por los que muchas veces nos sentimos perdidos y no logramos lo que queremos es, precisamente, por falta de precisión y no saber por dónde empezar.

Tienes que ir al grano. Tienes que saber cuáles son las acciones concretas que debes llevar a cabo para ver resultados.

Es simple, solo si eres capaz de evaluar los resultados y así ser consciente de lo que vas logrando a medida que avanzas en el camino, tomarás la conciencia necesaria que te conducirá a la satisfacción y el bienestar contigo mismo/a. Y, de paso, evitas el autosabotaje.

Ponle plazo a tus metas

Especialmente a principios de año, es muy fácil relajarnos al pensar que tenemos doce largos meses para conseguir aquello que hemos decidido alcanzar.

Esos plazos tan largos no ayudan avanzar hacia la meta; y muchas veces incluso fomentan que te disperses y te alejes de tu plan de acción.

Este nuevo año debes ser más resolutivo/a y más realista. Para conseguirlo, te sugiero poner plazos a cada pequeño plan de acción que emprendas.
Siempre aplicando el sentido común, si en algún momento ese plazo no se cumple, ni se acaba el mundo ni es excusa para desistir de tus objetivos. Simplemente, programa otra fecha y trabaja para alcanzarla.

De esta manera podrás hacer una evaluación continua, saber el punto en el que te encuentras, el camino que falta por recorrer y motivarte al ver la parte del camino que ya has recorrido.

Busca apoyo

Si bien lograr todos tus propósitos de año nuevo dependen de ti, debes tener en cuenta que no vives aislado/a del resto del mundo. Tienes un montón de gente alrededor y fomentar relaciones afectivas y positivas son un pieza importante en el puzzle que estás componiendo… esas relaciones allanan el camino, lo hacen más fácil y también más bonito.

Apóyate en las personas que te rodean. Y, de la misma forma, sé su apoyo en sus propósitos. No hay nada más satisfactorio.

 

Deseo que este artículo te sea de gran ayuda, que te sirva de inspiración para comenzar un nuevo año cargado de retos e ilusión y que te sirva de guía para poner en marcha un plan de acción y encontrar la motivación necesaria para trabajar por lo que quieres de manera consciente y efectiva. 
Deseo que esta sea una muy Feliz Navidad y que de verdad el nuevo año sea muy próspero para ti. 

 

miedo

La vida de —casi— todo profesional está íntimamente ligada a competencias, logros y metas que alcanzar. Pero cuando las cosas no marchan como nos gustaría y las competencias se pueden convertir en derrotas o errores y los logros en obstáculos a los que no encontramos la manera como afrontar; entonces los temores se convierten en un habitual del día a día.

Situaciones de continuo estrés y tensión, lidiar con una competencia cada vez mayor y más fuerte en el ámbito laboral, superar las expectativas propias y depositadas en nosotros por nuestros superiores… y así, podría seguir con un largo etcétera. Pero mejor adentrémonos ya en el kid de la cuestión, porque hoy quiero hablarte, precisamente de esos miedos, frecuentes y más comunes de lo que imaginas en cualquier profesional.

Los miedos más habituales en un profesional

Miedo al jefe

Empiezo por todo un clásico: el miedo al jefe.

No pienses que eres el/la único/a que tiene miedo a su jefe, ¡para nada!

Podríamos hablar de la diferencia entre jefe y líder, ya que tiene cabida, pero lo dejaré para otro artículo, mejor, porque si no este post se hará eterno.

Lo que sí es un hecho es que cualquier jefe o superior debería ser un guía para el cumplimiento de metas, un facilitador siempre dispuesto a ayudar en el desarrollo de las estrategias que permitan alcanzar los resultados que se persiguen.
Cuando esto no ocurre, el jefe, en lugar de un facilitador puede ser quien esté frenando tu desarrollo y ralentizando el alcance de las metas del equipo o la compañía.

Este miedo, por lo general, no es un miedo a una confrontación, sino a no saber cómo aportar lo necesario.

Si te encuentras en una situación de este tipo, debes saber, ser consciente y tener siempre presente que tu mejor arma para vencer este miedo es la comunicación.

Evita siempre cualquier enfrentamiento o situación que pueda generar tensión. Y, por el contrario, emplea la comunicación como una herramienta para crear un diálogo abierto y profesional con tu superior.

Entiendo que puede ser algo complicado en un principio, pero mantén la calma y ten paciencia. Comienza a generar ese diálogo comentando ideas, ofreciendo argumentos que muestren los beneficios de la solución que has propuesto para el equipo o para la empresa, etc. En un principio puede ser más difícil, pero te aseguro que con el tiempo, irá fluyendo todo y te sentirás cada vez más cómodo/a.

Aún así, puede que tengas un jefe algo más complicado y ni siquiera se le de bien escuchar. También serás capaz de lidiar con él/ella, te lo aseguro. Ante este perfil, haz propuestas firmes, a ser posibles, avaladas por estudios o análisis que sustenten esas propuestas. Esta iniciativa no solo te ayudará a hacerle ver tu valor, sino a ser más eficiente en el trabajo y, estoy seguro, que a romper las barreras que pone ese miedo que sientes.

Miedo a no alcanzar los resultados

Es tan frecuente encontrar este miedo en los profesionales… Sobre todo y de manera más pronunciada en aquellos que se inician en el mundo laboral o que han cambiado de trabajo.

En estos casos es importante recordar dónde estás, lo que has superado para llegar hasta aquí y por qué lo estás haciendo… Poco a poco, con esfuerzo y dedicación, los resultados irán llegando.
Esto, obviamente, resulta más fácil cuando lo que hacemos es lo que realmente queremos hacer, cuando nuestro trabajo es también nuestra pasión. Se complica, sin embargo, cuando solo estamos en ese lugar para trabajar.

Mi consejo es que busques tu propia motivación. Encontrarte bien, contento/a y feliz con lo que haces en el trabajo, es clave.
Analiza todas tus responsabilidades y tareas en el puesto que estás desempeñando y busca lo que te atrae, lo que más te gusta… Es ahí donde tienes que buscar esa motivación y utilizarlo como punto de partida para demostrar tu valía y tu competitividad. Iniciando este camino encontrarás la forma de sentirte cada vez más cómodo/a y eso te ayudará a vencer ese miedo a no alcanzar los resultados.

Y no me digas que nada te gusta de tu trabajo. Siempre hay algo que nos atrae, que se nos da bien, para lo que tenemos facilidad, etc. Fuera excusas… ¡Busca lo que te mueve!

Miedo al cambio

Este es un habitual en cualquier aspecto de nuestra vida. Y es que, cuando el cambio está en el camino, el miedo puede hacer mucho daño, en cualquier ámbito. Sin embargo, cuando hablamos del ámbito profesional, cada vez más, los cambios son una constante y es fundamental ser conscientes y estar preparados para ello.

Ante una situación cada vez más cambiante, es realmente importante que los profesionales sean conscientes y estén totalmente convencidos de que tras cualquier conflicto o problema se puede rescatar una oportunidad de cambio positiva.

Si es este tu caso, te sugiero que mires con calma dentro de ti y te tomes el tiempo para analizar la situación y decidir si realmente este miedo tiene razón de ser. Si no está fundamentado, entonces, evita tener pensamientos al respecto en tu mente que te generen estrés.

En infinitas ocasiones he dicho y escrito que tener miedo a algo nuevo y desconocido es natural. Y me reitero. Pero debes saber y tener presente que ese miedo no solo no te ayudará a superar los obstáculos que pueda traer consigo lo nuevo, sino más bien todo lo contrario. Trabajar tu inteligencia emocional es la clave para superar todos esos cambios con éxito.

Y tú, ¿tienes o has tenido algún miedo?, ¿cómo lo has superado?

mal jefe¡Qué gran pregunta para comenzar un buen debate… ¿no crees?
Si te pregunto, ¿qué aprendiste de tu peor jefe?, así, a voz de pronto, ¿qué dirías?, ¿cuál es la lección más valiosa que rescatarías de esa complicada situación vivida?

Es posible que la respuesta común a esta pregunta sea «aprendí lo que un jefe nunca debe hacer«. Y probablemente sea una respuesta cargada de razón. Sin embargo, me gustaría ir un poco más lejos, porque estoy seguro que todos los que han tenido un mal jefe en alguna ocasión cuentan con otras lecciones aprendidas. ¡Y qué lecciones tan valiosas!

Me refiero a que todos los que han pasado por una situación laboral así han podido comprobar hasta dónde pueden llegar las conductas humanas y hasta qué puntos pueden ser condicionadas. Dicho de otra manera, un mal jefe puede convertir a un empleado en un mal trabajador, incluso en un mal compañero o un mal jefe.

El poder de influencia es muy grande, pero siempre hay alternativas. Por un lado se encuentra la opción de dejarse arrastrar por la corriente. Por otro lado, negarse y nadar contracorriente, lo que en muchos casos lleva a situaciones  de desdicha en el trabajo.

Por lo general, un mal jefe esconde una persona insegura. Y el motivo de su complicada conducta se debe a una coraza con la que pretenden que nadie sea capaz de advertir sus debilidades. No saben encajar un derrota (o lo que consideran una derrota) y no tienen demasiado reparo de pasar sobre cualquier norma para alcanzar su fin, se les reconoce también por ser auténticos estrategas organizacionales…

La tendencia de este perfil de jefe es la de llevar a sus colaboradores a trabajar en situaciones límite… Y si caes en la desdicha de un jefe así, es probable que no repare demasiado en cómo te puedes sentir en el trabajo. Al contrario. Ante esto, no es difícil entender que tu autoestima se mantenga constantemente bajo mínimos.

Pero, empecemos por el principio:

5 indicadores de que tienes el peor jefe

Siempre tiene la razón. Equivocarse no es una posibilidad

Uno de los indicadores o una de las características habituales de este tipo de jefes es que no admiten sus errores. Como consecuencia, cuando se da un error, hace responsable a otros de sus meteduras de pata.

Y una de las lecciones que debemos rescatar de esta característica es que equivocarse es negativo, ¿no?

¡Pues NO! Déjame decirte que esta creencia sí que es un error garrafal. Si no te das la oportunidad de equivocarte, te estás negando la oportunidad de aprender. Si no te arriesgas, te estás negando la posibilidad de evolucionar. Si en lugar de hacer frente al error y asumirlo, lo escondes, te estás condenando a la mediocridad.

Promete y promete… pero no cumple

Las promesas suelen ser un recurso habitual en un mal jefe. Promesas que no cumple y por las que no da explicaciones… Él puedes hacerlo, porque es el jefe, ¿no?

¡Pues NO! Hacer promesas a sabiendas de que no se van a cumplir solo permite crear falsas expectativas en su equipo. Y como consecuencia, fomentar la frustración y el malestar de sus colaboradores generando un mal ambiente de trabajo.

Cambia de idea constantemente

«Donde dije digo, digo Diego», dice el refrán. Y de alguna manera resume una de las costumbres de un mal jefe. Si el tuyo por la mañana dice una cosa y por la tarde ya lo ha olvidado o ha cambiado de idea y lo que quería blanco ahora lo quiere negro. No hay duda, tienes el peor jefe que podrías tener.
Pero, qué más da, él es el jefe… ¿no?

¡Pues NO! O sí. Pero lo cierto es que esa actitud cambiante solo sirve para generar retrasos, estrés y malestar en los empleados y en el equipo de trabajo. De esta forma aleja a sus colaboradores de un sentimiento de compromiso con la empresa y/o el proyecto en el que trabajan.

¿Qué hacer ante un mal jefe?

Por muy estable que seas a nivel emocional o por mucha motivación que tengas, una situación así acabará haciendo mella en ti. Eso es innegable.

Pero, entonces, ¿la única opción es aguantar cualquier presión solo porque él/ella es el/la jefe/jefa?
Mi consejo es que no, porque con toda probabilidad, más temprano que tarde notarás las consecuencias a nivel emocional de soportar una presión tan grande durante cada día.

¡Ojo! No quiero decir con esto que debas necesariamente tomar decisiones drásticas, como dejar tu trabajo.
Y es que, renunciar al trabajo no es una cuestión sencilla, sobre todo cuando tenemos necesidades económicas. Pero siempre habrá algo que puedes hacer…

Consejos para lidiar con tu peor jefe y conservar el trabajo

Positividad

Una actitud negativa o a la defensiva no va a mejorar una situación complicada y tensa. Así que, abre tu mente y vístete cada mañana con un traje de positividad. Y reconocer tus fallos o limitaciones hará que no te pueda guardar recelo.

Acepta tus responsabilidades

Si existe alguna razón por la que tenga una actitud tensa contigo, admite tu responsabilidad en la cuestión y haz los cambios necesarios para resolver esas tiranteces.

Keep calm

Cuando hablamos de mal jefe la mejor virtud de un empleado es la de ser capaz de mantener la calma. Si la calma te permite expresarte de forma clara y sensata en cualquier situación y jamás recurrir al ataque (incluso aunque él/ella sí lo haga).

Analízalo y conócelo bien

Cuanto más sepas de él, más posibilidades tendrás de reconducir la situación. Analízalo al detalle, conoce sus rutinas, sus hábitos, descubre cuáles son las conductas que le gustan y sus puntos vulnerables. Podrás de esa forma actuar en consecuencia.

No le ignores

Es tentador cuando nos enfrentamos a una situación límite con nuestro jefe, no lo voy a negar, pero no es una buena decisión.
Ignorarle solo empeorará la situación y creará más problemas de los que puedas evitar.
De hecho mi consejo es justo el contrario, hazle partícipe y muestra abiertamente tu interés e implicación.

Enfócate

Lo cierto es que estar continuamente quejándonos nos ayuda a solventar ningún problema. Así que deja de lamentarte y en lugar de ello pon el foco y toda tu energía en ser lo más efectivo posible en el trabajo que has elegido y decidido tener.

Estas pequeñas acciones te pueden ayudar a reconducir la situación y mejorar el clima en el trabajo si es lo que deseas.
O puede que te encuentres en un punto de no retorno, que lo hayas meditado, lo consideres necesario y estés en disposición de tomar decisiones más drásticas… Por eso, mientras, mantén siempre los ojos bien abiertos a nuevas oportunidades.

Ante un jefe así, el principal aprendizaje que debes sacar, procesar y analizar es hasta qué punto un jefe puede ser mal jefe y hasta qué punto debe llegar un colaborador a sentirse mal por ello. Y luego, coger las riendas con  fuerza y decidir lo que quieres hacer con tu vida.

Pregúntate qué quieres realmente en tu vida, hacia dónde quieres ir, a qué estás dispuesto/a y si te aporta algo positivo tener a una persona con esas características cerca. Una vez que des una respuesta convincente a todas esas dudas, llénate de valor y busca las motivaciones necesarias que te empujen a conseguir lo que realmente quieres.

En el trabajo, y en la vida en general, debemos hacer como en la fotografía, tratar de pasar todos los negativos a positivos. En lugar de ver a ese jefe complicado como una piedra en el camino o un obstáculo, míralo como una herramienta de aprendizaje, como una oportunidad para crecer tanto a nivel personal como profesional.

Por experiencia te puedo asegurar que la vida profesional es muy amplia. No tienes que aferrarte a una sola opción o idea… Trata, siempre, de buscar soluciones a tus problemas. Y, sobre todo, no dejes que te afecten emocionalmente.

equipos de alto desempeño

Mucho se escucha hablar en los últimos tiempos de equipos de trabajo de alto desempeño. Y no es de extrañar, ya que actualmente, los equipos de trabajo son parte fundamental para el éxito de cualquier compañía. Un eje estratégico.
Por este motivo resulta imprescindible que el líder, a la hora de formar equipos, sepa reunir en la empresa a las personas más adecuadas, personas con un gran sentido del compromiso y la capacidad de trabajar con eficacia.

Pero, antes de avanzar mucho más, empecemos por el principio y vayamos a la raíz, para saber qué es realmente un equipo de alto desempeño…

Se define equipo de alto desempeño a un grupo coparticipante de personas; hablamos de personas muy bien preparadas para analizar y tomar decisiones que se establecen con criterio de larga permanencia y conscientes de que son una herramienta estratégica dentro de la compañía en la que trabajan.
Los representantes de la compañía, representan (valga la redundancia) los diferentes estratos y funciones de la misma, intercambian información con fluidez, comparten criterios y actitudes con apoyo total para la toma de decisiones, cada uno es consciente de la presencia de los demás; y siempre están orientados y enfocados en alcanzar los objetivos e intereses de la empresa, con un gran compromiso, involucramiento y cohesión, por lo general, bajo la administración de un dirigente o conductor.

Cuando hablamos de equipos de trabajo, uno de los problemas más comunes es que los integrantes no consiguen establecer un verdadero vínculo con su equipo. Y la peor parte de que una persona no se sienta cómoda dentro de su grupo de trabajo es que eso tiene consecuencias negativas y directas para la empresa: la falta de confianza, comunicación o compromiso por parte de alguno de los miembros del equipo de trabajo puede llevar a que no se alcance el éxito adecuado o previsto en los proyectos.

Hoy en día, las personas son los principales activos de las empresas. Es por ello que los líderes deben centrar parte de sus esfuerzos ayudando a formar equipos de alto desempeño a través del desarrollo de estrategias que fomenten y refuercen, más que las habilidades de los profesionales, su compromiso.

Pero hemos de tener muy en cuenta que el rol del líder, cuando de equipos de trabajo de alto desempeño hablamos, no se ajusta a lo que habitualmente se describe como rol del gerente; un rol de planeación, organización dirección y control.
Un líder de equipos debe estar enfocado en el constante desarrollo de las capacidades de su equipo a tal punto que muchas de las cuestiones y responsabilidades asociadas al ámbito administrativo y a la supervisión del grupo, son gestionadas por el propio equipo.

Características imprescindibles en los equipos de alto desempeño

A groso modo y sin entrar en muchos detalles, conviene tener en cuenta cuáles son las características comunes en cualquier equipo de alto desempeño. O por lo menos las más destacadas:

  • Un gran sentido del propósito.
  • Confianza y disposición interpersonal.
  • Un avanzado respeto a las diferencias individuales.
  • Gran desarrollo de la comunicación multipolar abierta.
  • Inquietud por el aprendizaje continuo.
  • Flexibilidad, adaptabilidad y disposición al cambio.
  • La práctica sistemática de métodos efectivos de trabajo.
  • Una estrategia de liderazgo compartido.

Los 4 pilares básicos sobre los que crear equipos de alto desempeño

Estos son los cuatro pilares básicos sobre los que se deben crear los equipos de alto desempeño:

  1. Profesionales predispuestos a la acción

El principal objetivo de cualquier equipo es, o al menos debe ser, alcanzar las metas establecidas.
Si lo que buscas es crear un equipo dinámico en tu empresa, apuesta por personas predispuestas a actuar, que tengan el impulso de hacer, de alcanzar el objetivo.
Aquellos profesionales más pasivos, con tendencia a pensar y analizar cada movimiento o decisión, es mejor destinarlos a labores de consultores o mentores.

Para identificar a cada uno de los trabajadores y miembros del equipo, el líder debe dedicarles el tiempo suficiente que le permita conocerles y descubrir las habilidades, fortalezas y debilidades de cada uno de sus colaboradores.

  1. Qué van a hacer

Es fundamental que el equipo de trabajo tenga muy claro el objetivo que deben alcanzar y qué hace la compañía. Para ello, resulta imprescindible mantenerlos al tanto de cada detalle, especificar con claridad los objetivos, definir las estrategias…

Definir qué van a hacer y comunicarlo bien y con frecuencia es importante. Que no se pierda de vista el norte para que el rumbo sea siempre en dirección al objetivo…

  1. Por qué y para qué lo van a hacer

El porqué de un proyecto es una de las cosas más importantes dentro del propio proyecto y también para la compañía.

No tener bien definido el por qué y el para qué es como no saber dónde estás y haber perdido el mapa. Sin mapa no hay posibilidad de cambiar de dirección o modificar la estrategia y el camino que lleve hasta el objetivo.

Para definir con claridad el por qué y para qué, existe una pregunta que ayuda mucho: ¿cuál es la misión del grupo de trabajo?

  1. Cuándo y cómo lo van a hacer

Contar siempre con un cómo y cuándo se van a hacer las cosas, es una de las principales características de los equipos de alto rendimiento. De esta manera cada uno de los miembros del equipo conoce el modo de actuación y los pasos que darán el resto de integrantes, incluso podrán establecer de una forma más adecuada al modelo general su propio método de trabajo.

Dentro de un equipo es fundamental saber cómo y cuándo actuarán los demás miembros, al igual que es fundamental que los demás sepan cuándo y cómo actuarás tú. Es por ello que, cuando hablamos de quipos de alto desempeño, hablamos de equipos que documentan todos y cada uno de los procesos clave y relevantes dentro de un proyecto, con la intención de que cada uno de los componentes del equipo ejecute su parte o labor a la perfección.

Características comunes y predominantes en aquellas empresas en las que trabajan con equipos de alto desempeño

  • El equipo se establece como un recurso necesario en la estructura funcional de la empresa.
  • Se convierte en un eje fundamental de información.
  • El equipo es un elemento transformador y de cambios dentro de la compañía.
  • Se fomenta la confianza y el respeto a la aportación personal de ideas como fuente de motivación y de iniciativas.
  • El consenso es el método que se emplea en la toma de decisiones.
  • El liderazgo compartido se fomenta por parte de todos los miembros.
  • Cuentan con una estructura de comunicación multidireccional que permiten un flujo de comunicación fiable.
  • Todas las prácticas anteriores permiten y facilitan la participación y la cohesión; además de incitar al compromiso.

Reflexión

Termino con una breve reflexión al respecto. Y es que el trabajo en equipo y la colaboración de todos los componentes del mismo, no ocurre de forma accidental. Tras muchos años de experiencia no me he encontrado ningún caso así; la colaboración entre los miembros del equipo requiere de planificación y promoverse. Y ello, amigos, implica que es totalmente necesario desarrollar y poseer las competencias adecuadas para dirigir y participar en equipos.

Aspirara a convertirnos en líderes de nuestro propio equipo no es una idea loca, ni una meta inalcanzable. Pero debes saber que exige tener un gran conocimiento específico del campo y además tener la capacidad de dirigir un equipo sin sesgos.

Con el post de hoy te propongo poner a prueba tu capacidad de liderazgo haciendo un repaso a lo que considero 6 comportamientos clave y fundamentales que necesitas practicar y afinar al máximo.

  1. Saber cuándo se debe tomar una decisión
    La toma de decisiones va intrínseca con el liderazgo.
    Desde aquí te aviso que esta no es una tarea precisamente sencilla, ya que no siempre vas a disponer de lo necesario para tomar esas decisiones. Pero aún así, necesitas aprender a tomarlas en el «momento justo».
  2. Autoconfianza
    Como líder se te supone un alto grado de confianza en ti mismo y en tus planteamientos. Necestas construir a tu alrededor una imagen confiable, de forma que tu equipo vea en ti una persona segura y confiable en la que pueden apoyarse, pedir consejo e inspirarse para mejorar y crecer.
  3. Transmitir confianza
    Conocer a fondo el plan, estar al tanto de los inputs del equipo, mostrar interés por todo lo relacionado con cada proyecto… Es fundamental que aprendas a generar confianza en todos y cada uno de los miembros de tu equipo.
    Reúnete con ellos, comenta y discute sobre las metas establecidas. Estrecha lazos. En definitiva, haz que confíen en ti.
  4. Empatía
    Resulta tan necesario desarrollar tus habilidades de reconocimiento, tanto positivo como negativo.
    Cada miembro de tu equipo necesita reconocimiento. Y un buen líder sabe cómo hacer ese reconocimiento en el momento más adecuado.
    De la misma manera un líder debe saber cómo actuar cuando el desempeño no es el adecuado y saber cómo ayudar a rectificar ese desempeño sin darle demasiada relevancia al hecho de haber cometido un error. Resulta muy importante saber gestionar los errores como herramienta para generar confianza y favorecer la innovación.
  5. Inspirar a los demás
    Se puede identificar a un buen líder fácilmente porque siempre inspira a sus colaboradores. Saber motivar a cada miembro del equipo ayudándolo a poner el foco en lo importante, en sus fortalezas y no en sus debilidades… eso es lo que hace un buen líder.
  6. Seguir siempre un plan
    Tener claro hacia dónde vas y hacia dónde quieres que avance tu equipo, pensar en el futuro y contar con una planificación clara de los pasos que darás en un plazo corto, medio y largo, es otra de las claves.
    Sea cual sea tu idea, tu objetivo o tu proyecto, planifica estratégicamente con tu equipo para perseguirlo y alcanzar el objetivo.

el club de los poetas muertos

Siempre podemos encontrar pequeños momentos de ocio y ratitos de desconexión, de hecho, no solo podemos, ¡debemos encontrarlos!
Los que me seguís desde hace tiempo sabéis que soy un gran amante del cine e inevitablemente, casi sin darme cuenta, he ido haciendo una lista o colección del filmes en los que la relación entre sus personajes se acerca mucho a los principios y modos de comunicación del coaching. Y en este post quiero compartir contigo estas películas.

Películas que te acercarán al coaching

El club de los poetas muertos

Un grupo de alumnos de un elitista colegios, descubre la poesía, el significado e «carpe diem» y lo importante que resulta tener el valor de perseguir los sueños. Todo ellos de la mano, o más bien gracias a un profesor con que despierta sus mentes a través de métodos poco convencionales.

Un clásico que quizá ya hayas visto. Pero si no es así, te recomiendo ver esta obra dirigida por Peter Weir.

El Indomable Will Hunting

Esta película cuenta la historia de un joven superdotado que se cría en un ambiente poco favorable, un entorno que incluso podríamos calificar de marginal. El joven es detenido por la policía y su única salida para no acabar entre rejas es acudir a sesiones de terapia.

El Guerrero Pacífico

Ya de por sí el título de esta película es muy potente y revelador…

Habla de  un joven gimnasta que lo tiene todo en la vida. Un buen día conoce un viejo inusul al que llama Sócrates que le cambia la vida; el viejo enseña a nuestro protagonista a vivir como un guerrero pacífico… Gracias a él superará un grave accidente de moto y aprenderá a vivir disfrutando realmente.

El hombre que susurraba a los caballos

Una auténtica maravilla de largometraje que nos cuenta la historia de dos amigas. O más bien así es como empieza, con dos amigas salen a dar un paseo a caballo y que son víctimas de un terrible accidente… Son atropelladas por un trailer; una de ellas muere a consecuencia de ese accidente y la otra empieza a superar la situación con la ayuda de un curioso personaje.

¿Las has visto? ¿Conoces otras películas que cuenten con un estilo de comunicación que podría asociar al coaching?

mejorar toma de decisiones

Todos somos cautivos de los sesgos cognitivos. Pero antes de comenzar a hablar de como erradicarlos, hablemos de qué son…

Si buscamos en la Wikipedia, la definición de sesgo cognitivo viene a decir que: «Un sesgo cognitivo es un efecto psicológico que produce una desviación en el procesamiento mental, lo que lleva a una distorsión, juicio inexacto, interpretación ilógica, o lo que se llama en términos generales irracionalidad, que se da sobre la base de la interpretación de la información disponible, aunque los datos no sean lógicos o no estén relacionados entre sí.»

Hoy quiero hablarte de los 5 sesgos o prejuicios más comunes que afectan a nuestra capacidad de decidir y que nos dirigen a error:

1. Aceptar los argumentos de la mayoría sin cuestionarlos

Es habitual sentir miedo a no ser aceptado o a ser rechazado por los demás… y de ahí viene este sesgo. Tendemos a decir o hacer cosas por el simple hecho de que así es como lo hace, como actúa o como lo dice la mayoría. Y lo hacemos sin cuestionar ese pensamiento o esa manera de hacer las cosas.

Desde aquí te invito a cuestionar y evitar aceptar de forma precipitada y sin poner antes a prueba las ideas de los demás.

2. Esa maldita tendencia a auto-justificarnos y no admitir los errores

Nos gusta pensar que nuestras opiniones han tomado forma tras un análisis cuidadoso de los hechos y en base a ello nuestras decisiones tienen una base. Pero la realidad muchas veces es otra y el problema está en que a pesar de ello nos aferramos a esa creencia.

Pensamos que admitir los errores propios es síntoma de debilidad o de fracaso. Craso error. Admitir un error no solo no nos resta credibilidad, ni siquiera nos quita credibilidad; por el contrario, nos libera, nos ayuda a crecer.

3. La costumbre de generalizar sin tener la información suficiente o necesaria

Demasiado habitual cuando conocemos a una persona o, por ejemplo, en la organización a la hora de evaluar al personal.

Tendemos a hacer conjeturas de forma inconsciente basadas en un solo rasgo, una sola característica o una sola información… sin profundizar.

4. La mítica doble vara de medir

Llevemos este sesgo a través de un ejemplo sencillo, pero que veremos claramente, el ejemplo del éxito…

Cuando hablamos o se trata de nuestro éxito, claramente está ligado a nuestro esfuerzo, nuetsro trabajo, nuestras cualidades, nuestro talento, nuestro sacrificio y perseverancia, etc.
Pero, si hablamos o pensamos de nuestros fracasos, la cosa cambia. Aquí ya la responsabilidad no nos la atribuimos a nosotros mismos, sino más bien a la mala suerte, las circunstancias, las dificultades imprevistas, los competidores, etc.

Pero voy un poco más allá… si pensamos en el éxito y el fracaso de otros, entonces el proceso es el contrario. Sus éxitos los asociamos a circunstancias externas, mientras que sus fracasos se los adjudicamos a sí mismos.

5. Ignorar los riesgos de baja probabilidad

El último de los sesgos es el ignorar los riesgos de baja probabilidad. Hablamos, por ejemplo de cuando el responsable de un proyecto promete la entrega al cliente en una fecha concreta sin tener en cuenta imprevistos que puedan retrasar esa entrega.

A lo que vamos es a que, aunque la probabilidad de que algo ocurra sea baja, puede suceder. Y es importante tenerlo en cuenta a la hora de tomar decisiones, para que éstas sean más realistas.