Dirigir y liderar un proyecto, una empresa, un departamento… requiere de un profesional, un líder con credibilidad. Y a este respecto, existen cuatro comportamientos que resultan fundamentales y decisivos. Precisamente de esos cuatro comportamientos que debe tener muy en cuenta y presente un directivo a la hora de liderar un proyecto quiero hablaros en este post:
Sirve a un propósito
Establecer principios y valores trascendentales que todos sus colaboradores perciban formando parte de un propósito.
Esos propósitos y valores permiten crear un marco en el que construir y poco a poco maximizar la calidad de las acciones, no solo para con los clientes externos, sino con los internos e incluso aquellos que trabajan en ese proyecto.
Perfecciona su liderazgo
Otro de esos comportamientos fundamentales es el posicionarse como coach ante todos y cada uno de los miembros de su equipo.
Un profesional con capacitación para liderar, con la responsabilidad que ello supone, debe:
Contar con unos valores que le inspiren los criterios adecuados para guiar, decidir y resolver en cada momento.
Contar con competencias que le otorgen las habilidades necesarias para llevar sus palabras, lo que dice, a la acción.
Contar con una inquebrantable confianza en sí mismo que le dote de la fuerza para emplear todas sus habilidades y capacidades de manera inteligente, eficaz y efectiva.
Valora la diversidad
Valora el aporte exclusivo que cada profesional puede ofrecer a su proyecto. Esto, sin ninguna duda, promueve en los colaboradores la lealtad, propicia un ambiente de trabajo que invita al aprendizaje y la mejora continua, es clave en la gesta de iniciativas innovadoras por parte del equipo y lleva al desarrollo de nuevas destrezas en diferentes ámbitos y campos.
Se mantiene en la convicción
Un líder convencido tiende a acoger y aceptar retos más complejos e incluso atrevidos. Un líder con convicción no tiene miedo a hacer frente a cualquier etapa de un proyecto o incluso de la vida corporativa de su sector o mercado. Un líder con una convicción inamovible, fija objetivos y pasa a la acción, moviendo los hilos necesarios para alcanzarlos de la mano de sus colaboradores.
https://aceleratucarrera.com/wp-content/uploads/2015/10/credibildad.jpg272545Jose Ramonhttps://aceleratucarrera.com/wp-content/uploads/2014/05/COACH-LOGO-1030x549.pngJose Ramon2015-10-29 12:06:092018-09-17 17:49:23Comportamientos que reafirman la credibilidad del directivo
Aprender a decir NO. Es tan importante aprender a decir no cuando queremos decir no.
Aprender y decir no cuando realmente es lo que queremos decir es fundamental en todos los ámbitos de nuestra vida. Y en el ámbito profesional, ante el desarrollo de un proyecto de emprendimiento, en la empresa con respecto a hacer lo que quieren otros, en la toma de decisiones en nuestro trabajo, no solo es fundamental sino decisivo.
Nadie ha dicho que sea fácil. De hecho, no lo es. Y es que la idea no es solo saber decir no, sino hacerlo sin dañar a los demás. Para lograrlo, a veces necesitamos de práctica, de entrenamiento.
Decir no cuando realmente es lo que queremos decir es una práctica que no está muy bien vista a nivel social y cultural. Es por ello que hemos llegado a decir sí casi por inercia.
Nos quitaríamos muchos pesos de encima y evitaríamos problemas, contratiempos e inconvenientes si aprendiéramos a decir no ante todo aquello que no queremos, no podemos o sencillamente no nos viene bien en el momento.
¿Por qué decimos no?
Ante la dificultad de decir un no a tiempo son muchas las causas o juicios que generan ese bloqueo y nos llevan a decir justo lo contrario. Sin duda, uno de los más frecuentes es la creencia de que si decimos no nos dejarán de querer, no volverán a contar con nosotros, se enfadarán, etc.
Cuando dejamos que todos estos juicios entren en juego, nos perdemos y comenzamos a confundir nuestras necesidades con las de los demás, llegando muchas veces a creer que estamos aceptando por voluntad propia, cuando en realidad estamos actuando de forma prácticamente automática, por inercia, como decía antes.
Y aquí es cuando comenzamos a hablar de miedo. Decimos sí casi de forma automática, creyendo que lo hacemos por el deseo de ayudar o aportar algo; sin embargo, la verdadera razón que se esconde tras ese sí es el miedo: miedo a perder reconocimiento, a que pueda cambiar la imagen que tienen de nosotros, a perder nuestro estatus…
Renunciamos a lo que queremos, hacemos caso omiso de los límites que deberíamos poner buscando la aceptación y aprobación de los demás.
El problema de no aprender a decir no cuando es necesario o es lo que queremos decir es que el sí nos irá generando un malestar que, de acumularlo, podría derivar en graves consecuencias.
Decir que no cuando realmente lo queremos decir no es una cuestión de dignidad, de valorarse y respetarse.
https://aceleratucarrera.com/wp-content/uploads/2015/10/no.jpg278593Jose Ramonhttps://aceleratucarrera.com/wp-content/uploads/2014/05/COACH-LOGO-1030x549.pngJose Ramon2015-10-22 11:57:432018-09-17 17:49:17“Tenía que haberle dicho que no, ¡a ver ahora cómo salgo de ésta!
La inteligencia emocional es algo que se puede aplicar en muchos ámbitos de la empresa, de cualquier empresa. Desde las relaciones de los líderes con el equipo, de las que he hablado en muchas ocasiones; pasando por las relaciones entre trabajadores y hasta en las negociaciones.
Tanto es así que, hoy por hoy, las compañías nuevas y las que han sabido adaptarse al cambio, han comprendido que es tan importante en un profesional contar con la preparación y las capacidades técnicas, como ser empáticos o resolutivos; por ejemplo. Dicho de otra manera, se empieza a comprender y valorar en su justa medida la inteligencia emocional del los profesionales dentro del entorno laboral o en la empresa.
Aunque son muchas las ocasiones en las que he dedicado posts a la inteligencia emocional, y probablemente protagonice el tema de otros tantos que están por venir, os daré algunas claves a continuación para desarrollar la inteligencia emocional…
Pero antes de señalar esos tips, me gustaría aclarar que la inteligencia emocional no es algo que tiene porque sí, sino que se trata de algo que se puede entrenar y mejorar continuamente. Y en ella encontraremos la llave a la felicidad en el trabajo o en la empresa, esa tan ansiada felicidad a nivel laboral.
Ser inteligente emocionalmente significa ser capaz de gestionar de manera eficaz las emociones. Y las habilidades relacionadas son:
El autoconocimiento
Fundamental. Una persona inteligente a nivel emocional se conoce a la perfección a sí misma, sabe qué siente en cada momento, cuándo están alegres o cuando están tristes, eufóricos o ilusionados.
Son personas felices, en gran medida, por esto, porque se conocen y son conscientes de su estado en cada momento.
El autocontrol
Controlar los impulsos y pensar antes de actuar es otra de las claves de la inteligencia emocional.
Esto no implica reprimirnos. Todos tenemos la necesidad de llorar en algún momento o de gritar. Lo que quiero decir es que no podemos dejar que nuestras emociones nos arrastren.
La empatía
Ser empático/a significa contar con la habilidad y capacidad de ponerse en el lugar de la otra persona, tratar de entenderla. Y esto implica evitar juzgar a los demás, ponernos en la piel del otro antes de hacerlo.
Asertividad
El respeto es imprescindible. Y es precisamente a esto a lo que apela la asertividad, a ser capaces de decir y actuar de la manera que deseamos hacerlo, pero siempre con respeto hacia los demás, sin ansiedad y sin necesidad de negar a los demás.
El éxito pasa por la inteligencia emocional. Y no solo el éxito a nivel profesional o empresarial (¡que también!), sino el éxito en todos los ámbitos y a todos los niveles de nuestra vida.
https://aceleratucarrera.com/wp-content/uploads/2015/10/inteligencia-emocional1.jpg198526Jose Ramonhttps://aceleratucarrera.com/wp-content/uploads/2014/05/COACH-LOGO-1030x549.pngJose Ramon2015-10-15 11:06:222018-09-17 17:49:13La inteligencia emocional en la empresa
Su propio nombre nos da ya alguna pista de lo que es el coaching transpersonal; este tipo de coaching va más allá de la propia persona y trata de buscar una visión holística que abarque la mente, el cuerpo, las emociones y también la energía. Y es que estos cinco elementos ejercen influencia sobre nosotros cuando nos relacionamos con otras personas.
Se trata de una herramienta holística, es un trabajo de entrenamiento que se centra en el alcance de los objetivos a través de la acción.
Como objetivo principal en esta modalidad de coaching se encuentra fortalecer al cliente e impulsar su avance de una manera firme y constante en el tiempo. Y para conseguirlo recurre a la inteligencia, concretamente a cuatro tipos de inteligencia:
Inteligencia mental
La inteligencia mental tiene al cerebro como receptor de los estímulos. Y es precisamente este tipo de inteligencia la que nos otorga o permite la transformación de cualquier enfoque o conducta.
Integrar un visión transpersonal buscará precisamente pensamientos y conductas arraigadas que provocan actitudes que no son las más apropiadas o resultan directamente negativas.
Inteligencia corporal
Este tipo de inteligencia consiste en recibir correctamente y comprender los mensajes que recibe nuestro cuerpo a través de nuestros sentidos…
El coaching transpersonal propone, sobre este tipo de inteligencia, un trabajo de entrenamiento de los sentidos y aumentar nuestras capacidades en este aspecto.
Inteligencia emocional
La inteligencia emocional es la encargada de hacernos saber lo que sentimos y cómo lo sentimos. A este respecto resulta muy importante saber que las emociones son una manera de expresión, y como tales debemos ejercer un dominio total sobre ellas.
Trabajar sobre la comprensión y ampliarla nos permite tener una mayor conciencia de nuestras emociones y nos ayuda a mantenerlas bajo nuestro control en función de nuestras propias necesidades, de las situaciones o entornos.
Inteligencia espiritual
El coaching transpersonal entiende que cada persona forma parte de un universo que ofrece muchas posibilidades de transformación y actúa con la intención de ampliar nuestra conciencia y permitirnos comprender mejor nuestra propia identidad.
El coaching transpersonal parte de una base muy firme construida con la convicción y certeza de que la evolución de las personas solo es posible cuando las mismas asumen que son las únicas responsables de sus emociones, de sus actos, de lo que dicen y de lo que piensan.
Una persona estresada vive a contrarreloj, luchando continuamente con quien ha decidido que sea su enemigo: el tiempo.
Y en este mundo moderno en el que vivimos, la inmensa mayoría de las personas viven estresadas. Y sí, hoy, en el post, quiero hablar de esta palabra tan de moda: estrés.
Angustia, agobio, ansiedad… es solo parte de lo que sentimos cuando nos enfrentamos a muchas tareas y disponemos de poco tiempo para realizarlas (o al menos eso es lo que creemos).
Me gusta romper mitos y es tiempo de acabar con este. El estrés no es provocado por la falta de tiempo, el estrés tiene como raíz la mala planificación y, en algunos casos, también el exceso de compromisos y obligaciones.
A mayor responsabilidad profesional, mayor estrés. Por lo general, esto es así. Y muchos son los que me preguntan: ¿es posible en esta vida frenética en la que vivimos vivir sin estrés? Rotundamente SÍ.
Trataré de daros algunas pautas que os pueden ayudar a lograr una vida más tranquila y relajada y, sobre todo, que acaben con esa enemistad innecesaria con el tiempo:
1. Menos es más
No es un tópico. Para vivir sin estrés es fundamental simplificar. Es imposible estar relajado con la idea en la cabeza de que mil cosas son importantes e urgentes en tu vida.
El primer paso para acabar con el estrés consiste en ordenar y simplificar cada aspecto de tu vida. Priorizar y eliminar o postergar actividades que, aunque te guste realizar o incluso sean necesarias, te roban tiempo y energía.
2. Delega
Delegar y pedir ayuda es algo que nos cuesta casi por naturaleza. Sin embargo, para acabar con el estrés es fundamental tener claro a veces es la única manera de llegar al final del día sin una lista interminable de tareas sin acabar.
Es necesario que conozcas muy bien tus límites y que, cuando los alcances, si necesitas pedir ayuda, la pidas…
A veces lo que nos frena a pedir ayuda es que tendremos que pagar por ello. Haz cuentas y valora qué está mejor invertido tu dinero o si estás destinando algún presupuesto a algo que no necesitas y puedes rescatarlo de ahí.
Otras veces, el problema de delegar viene dado por las responsabilidades, nos cuesta confiar porque debemos aceptar que la otra persona lo haga a su manera y, aunque parezca extraño, porque ello nos obligará a tener que abandonar el papel de persona sacrificada. Sin embargo, la realidad es que no es bueno ni para el líder ni para el grupo que una sola persona asuma el control principal de la situación, ya que esta persona acabará estresada y el resto del equipo desmotivado.
3. Desconecta
También hay ocasiones en las que no es tanto la cantidad de cosas que tenemos que hacer, sino la presión de los pensamientos que dan vueltas en nuestra cabeza lo que nos impide relajarnos.
El descanso físico es importante, pero el mental también…
No te voy a decir lo que tienes que hacer para descansar tu mente porque lo cierto es que cada persona es diferente y no todos logramos desconectar nuestra cabeza del trabajo de la misma manera. ¡Busca la tuya!
¿Te gusta el deporte y te ayuda a desconectar? Practica el deporte que más te guste. ¿Te relaja pasear? Sal cada tarde después del trabajo y utiliza eso como método de desconexión. ¿Eres más de leer o de cine? Sumérgete en historias entre líneas, vete al cine con frecuencia, etc. El caso es que consigas separa tu mente de las obligaciones laborales cuando terminas tu jornada.
5. ¿Para qué te sirve el estrés?
Para terminar tengo dos preguntas: ¿qué ganas estando estresado? y ¿de verdad quieres vivir sin estrés?
Son muchos los casos que me he encontrado den personas que no cesan en su continua queja por todo lo que hacen y tienen que hacer. Sin embargo, su tono de vos, sus gestos y su actitud denota que están encantados de la vida por ello.
Si no perteneces a este grupo de personas y realmente quieres vivir sin estrés, te aseguro que lo puedes conseguir. Es una cuestión de orden, de reorganizar tu vida, de pedir ayuda cuando la necesitas, de aprender a delegar y de desconectar…
Para vivir sin estrés, primero debes responder a las dos últimas preguntas que te he hecho con sinceridad. Debes saber y entender hasta qué punto el estrés es útil y qué ganas sin tener un día, una hora, un minuto de descanso…
https://aceleratucarrera.com/wp-content/uploads/2015/09/estrés.jpg405610Jose Ramonhttps://aceleratucarrera.com/wp-content/uploads/2014/05/COACH-LOGO-1030x549.pngJose Ramon2015-09-24 09:05:542018-09-17 17:48:56Claves para alejar el estrés
Este mundo de cambios a nivel empresarial del que muchas veces he hablado en el blog, ha dado lugar a la preocupación, cada vez mayor, de las empresas, por fidelizar y mantener sus empleados, avanzando hacia la creación de una plantilla cualificada, con talento, estable y comprometida.
Son muchos los ejemplos, tanto de grandes multinacionales como de medianas y pequeñas empresas que reafirman la convicción de que son precisamente las organizaciones que otorgan la importancia que realmente tienen a sus empleados y los que comprenden la riqueza que los mismos pueden aportar, especialmente frente a los competidores.
A lo largo de la crisis muchos son los profesionales, y muchos con gran talento y valor (mal gestionados y aprovechados), que han estado aguantando la tormenta en espera de tiempos mejores. Han permanecido en sus empleos descontentos, desmotivados y esperando un cambio. Las organizaciones que se han dado cuenta de la importancia de una plantilla sólida, cualificada y comprometida tienes un reto por delante: ¿cómo retener a estos buenos profesionales, hartos e infravalorados, para que no abandonen el barco?
Comprometerse o estar comprometido es una decisión totalmente personal, se trata de un sentimiento muy propio y muy personal. Por este motivo valorar el grado de compromiso de un empleado no es tarea sencilla. Entonces, ¿cómo lograr que se comprometan? Pues bien, tres aspectos fundamentales para lograrlo: 1. Fexibilidad: Es importante que los trabajadores sientan que tienen el control de sus vidas, sus decisiones y su trabajo.
2. Excelencia: tener la posibilidad de alcanzar el dominio y la excelencia en sus funciones y las tareas que desempeñan para que se sientan realizados.
3. Propósito: La organización debe entender y tener muy presente que la función de cada miembro del equipo es parte de un plan y cada uno de ellos es una pieza importante en él.
Estos tres aspectos son básicos y fundamentales para mantener la motivación de los empleados.
El gran problema de muchas empresas es que continúan pensando en el dinero como principal motivador. Y es cierto que el dinero es un motivador, pero lo es solo en la medida de que hay que pagar al empleado lo suficiente como para que no se preocupe por el sueldo. Digamos que existe un salario que no se refleja en el las cuentas, el emocional, en el que los incentivos no son económicos, pero sí son igual de decisivos para la relación empleado-empresa.
La vorágine de cambios ha impulsado nuevas formas de hacer y trabajar. Y las nuevas estrategias de recursos humanos van más allá de números y pretenden satisfacer además de las necesidades de la empresa, también las necesidades personales de los empleados a través de la retribución flexible (cursos, días de vacaciones, cheques guardería…). Sin duda, un método eficaz que gestiona el ocio de los trabajadores sin que se sientan presionados por la empresa y que contribuye a motivarles y fidelizarles, ya que se trata de un método voluntario, modificable y flexible que les permite decidir lo que hacer con su salario y ocio.
También la conciliación entre la vida laboral y la vida personal es clave en la fidelización de los empleados. Cada vez es más frecuente en las empresas alternativas como la flexibilidad de horarios, el teletrabajo, etc.
Retener el talento no es tarea sencilla ni se consigue actuando solo en una línea. Se tiende a creer que es competencia únicamente del departamento de recursos humanos. Sin embrago, nada más lejos de la realidad. Además de detectar y potenciar las cualidades de los líderes y miembros de la empresa, es también una cuestión de inteligencia emocional, de comunicación, de ejemplo, de clima laboral… De ahí la necesidad de actuar en varios ámbitos y no solo desde el departamento de recursos humanos.
https://aceleratucarrera.com/wp-content/uploads/2015/09/talento.jpg260293Jose Ramonhttps://aceleratucarrera.com/wp-content/uploads/2014/05/COACH-LOGO-1030x549.pngJose Ramon2015-09-17 08:45:292018-09-17 17:48:45Gestionar la retención del talento
Cada vez con más frecuencia los responsables de una empresa, un departamento de la misma acuden a un coach. No es una moda, es una nueva manera de entender los negocios el mundo de la empresa; una manera de ver el mundo de los negocios que aboga por profesionales que se entrenan para ser los mejores.
Respondiendo a la pregunta que incluye el título de este artículo, uno puede ser muy bueno y haber nacido con unas cualidades y habilidades innatas para la dirección, pero el líder no solo nace, también se hace.
Fórmulas y recetas mágicas, sencillamente, no existen. Ahora bien, si me preguntas por las cualidades necesarias para ser un buen líder: carisma, capacidad de escucha, visión de futuro para saber generar cambios, autocrítica, buena organización y coordinación de grupos; entre otras, pero quizá estas son las imprescindibles.
Ser líder no consiste simplemente en poseer un puesto de gran responsabilidad o tener empleados a cargo. Ser líder es más y va mucho más allá. Líder también es quien tiene el coraje de poner en marcha una empresa, por ejemplo. Por todo ello, bien entendido, más que de posiciones, el liderazgo va de dar ejemplo, de ponerse al servicio de los demás y ganar la autoridad a través del respeto, la coherencia y la empatía. Ser líder consiste en liderar a personas que se sientan identificadas con el proyecto en el que participan y trabajan y con la empresa.
Esta época de crisis y cambios ha empujado a los directivos y responsables de las empresas a darse cuenta de la necesidad de establecer nuevas formas de gestión y de dirección de las personas, a entender que resulta tan decisivo para la compañía como la gestión de la empresa y estar continuamente al tanto de las exigencias del mercado.
La presencia del coach en este sentido ha ido ganando presencia e importancia, pero mientras antes era requerido trabajar cobre comportamientos problemáticos, ahora es contratado, sobre todo, para mejorar el desarrollo de los directivos o de personas con un alto potencial para serlo. Incluso, ayudando y acompañando al los directivos en un proceso de cambio que les convierte en líderes.
https://aceleratucarrera.com/wp-content/uploads/2015/09/líder1.jpg280400Jose Ramonhttps://aceleratucarrera.com/wp-content/uploads/2014/05/COACH-LOGO-1030x549.pngJose Ramon2015-09-10 08:41:112018-09-17 17:48:42Líder, ¿se nace o se hace?
Septiembre es nuestro mes preferido para echar la vista atrás y hacer una revisión a nuestra lista de propósitos. Es momento de ponerlos al día…
Si quieres conseguir alcanzar todos tus retos, te propongo que a partir de este mes de septiembre tan característico en este sentido, no hagas propósitos, sino que adquieras compromisos.
Con nuestras palabras, y lo que decimos, aunque la mayor parte de las veces no somos conscientes, construimos nuestro futuro; y con nuestras palabras y con nuestros actos. Es por ello que no es lo mismo hablar de propósitos que hablar de compromisos.
Al hablar de propósitos somos más permisivos con nosotros mismos. Lo intentamos, pero si no lo conseguimos o nos surge cualquier otra cosa, nos damos permiso de abandonar antes de llegar a la meta.
No ocurre lo mismo cuando nos comprometemos a hacer algo. En este caso sí que ponemos toda nuestra energía y acción en ello porque hemos adquirido una obligación con nosotros mismos y con los demás.
Un compromiso implica adquirir una responsabilidad con las promesas que que nos hacemos a nosotros y que le hacemos a los demás. Pero un propósitosupone que, que si no hacemos lo que decimos, nos damos permiso para no hacerlo, pues no hay un compromiso.
A este nivel son importantes nuestras palabras. Las que utilizamos para hablar con los demás y también las que utilizamos para hablarnos a nosotros mismos. Por ello, ¡cuídalas!
Mi pregunta es clara, para este septiembre, ¿tienes propósitos o tienes compromisos?
La motivación, ¿es responsabilidad del trabajador o de la empresa?
La eterna pregunta que últimamente está más presente de lo habitual y que ha sido motivo de innumerables debates. ¿Debe el empleado ir motivado de casa o es cosa de la empresa estimular su interés y motivarlo?
Opiniones hay para todos los gustos, pero quizá en los términos medios está el equilibrio. Avanzando mi visión al respecto, debería ser una responsabilidad compartida.
Cada uno tiene que poner de su parte en este sentido. pero a la vez, es innegable que un buen líder debe ser motivador.
¿Qué elementos intervienen en la motivación?
Años de experimentos han demostrado que a largo plazo las personas no se motivan por factores económicos sino por factores emocionales. Antes que un bonus o un incentivo económico (que también motiva pero no lo suficiente ni a largo plazo) una amplia mayoría prefiere tener la posibilidad de desarrollarse profesionalmente, que el trabajo sea interesante, aprender más sobre su profesión, que haya buen ambiente, conciliar vida personal y laboral, que te reconozcan el trabajo, escuchen tus sugerencias, etc. En definitiva, sentir que la aportación que haces es valiosa y apreciada.
Dan Pink en esta charla TED hace referencia a distintos experimentos y estudios super interesantes realizados hasta la fecha que muestran que la verdadera motivación viene de dentro, y propone motivar basándose en tres elementos: Autonomía, Maestría y Propósito. ¿Qué es cada uno?
Autonomía: la necesidad de tomar nuestras propias decisiones. «Nadie se implica en aquello que hace si le dicen exactamente cómo hacerlo y es controlado. Solo hay compromiso si hay autonomía, por lo que ésta puede considerarse la mejor tecnología posible para promover la implicación.»
Maestría: la necesidad de crecer y el deseo de hacer las cosas cada vez mejor en temas que importan.
Propósito: la certeza de que lo que hacemos está servicio de algo más grande que nosotros mismos y que por tanto tiene valor. Es sentir que tu trabajo deja huella.
¿Quieres ganarte la cooperación de la gente?
Si tuviera que elegir entre las conductas del líder que favorecen una mayor motivación, me quedaría con estas cinco.
♦ Comunica con claridad, precisión y sin ambigüedades.
Pongamos un ejemplo de comunicación clara utilizando un tema tan recurrente como es el hecho de pedir un esfuerzo extra. Puedes jugar con las palabras dando rodeos diciendo «Hay que darlo todo. Necesito que pongas lo mejor de ti en este proyecto», o puedes ser más exacto diciendo «Necesito que este fin de semana estés pendiente del móvil para atender y solucionar las incidencias que se presenten.»
A la larga las imprecisiones pasan factura. Igual que no saber con certeza dónde encaja tu trabajo dentro de la estructura, y dicho sea de paso, también el pedir sacrificios que se perpetúan en el tiempo.
♦ Escucha todo y a todos sin discriminar nada.
Atiende quejas, responde dudas, pide ideas y sugerencias a los colaboradores, acepta invitaciones, interésate por sus preocupaciones y averigua qué necesitan. El equipo tiene que saber que puede acudir a ti en cualquier momento y que se le va a escuchar.
Liz Ryan acaba de publicar un post en Forbes titulado ¿Puede algo motivar a mis perezosos empleados? En el artículo Lyz comparte tres ideas que por fuerza tienen que dar resultado.
1. Sentarse individualmente con los jefes de equipo y pedirles qué harían para que el departamento fuera un mejor lugar para trabajar. Una lista de 10 cosas que a los colaboradores les gustaría ver cambiar en su Organización. Por supuesto sin ponerse a la defensiva, simplemente escuchando y tomándose en serio cada punto.
2. Renunciar a la técnica del palo y la zanahoria como método para motivar. En su lugar crear un ambiente donde la gente pueda desarrollar y desplegar toda su energía para hacer un buen trabajo.
3. Crear un evento informal donde decir a los colaboradores: «Voy a cambiar mi estilo de liderazgo porque quiero hacer de este departamento un gran lugar para trabajar. ¿Cómo debería empezar?» Y a partir de aquí ampliar y concretar las ideas que ya se mencionaron con los líderes de los equipos.
♦ Facilita el cambio.
Escuchar al equipo coloca la pelota en tu tejado. Lo que significa que necesariamente tendrás que hacer cambios y darles lo que necesitan para hacer su trabajo, ya sea más formación, objetivos razonables, ordenadores nuevos, refuerzos que alivien alguna tarea en particular, dejar de ser un líder microgestor para que puedan trabajar con más autonomía… cualquier cosa que les ayude a ser más productivos.
El inconveniente de prometer algo es que luego hay que cumplirlo. ¿Quieres el respeto del equipo? Sé coherente, cumple las promesas y predica con el ejemplo.
♦ Agradece.
En todo ese proceso hay que estar presente, ser accesible, trabajar con ellos y animarles a que salgan fuera de su zona de confort buscando la excelencia. Recuerda lo que proponía Dan Pink como elemento motivador: Maestría, el deseo de ser cada vez mejor en lo que uno hace y el reconocimiento de esa habilidad y experiencia por parte de los demás.
No hay por qué esperar a un logro espectacular, también se puede felicitar cualquier pequeña acción o esfuerzo que merezca una palmadita en la espalda. Formas de hacerlo hay muchas, un correo electrónico con copia a un superior, una nota manuscrita con un Gracias (…), un desayuno sorpresa, una mención en público, un comentario en privado, etc.
♦ Ponle emoción.
A todo lo dicho hasta ahora hay que añadirle el toque personal: las emociones. Las emociones (en su justa medida) tocan los corazones, y qué mejor forma de llegar al equipo que haciéndolo con buen humor, positividad y una sonrisa.
Resumiendo, no hay equipos fáciles. Simplemente no es realista. Hoy tienes un equipo altamente motivado y dentro de un mes puedes estar preguntándote por qué ha bajado tanto el rendimiento. Nunca hay que bajar la guardia.
Empecemos con una verdad inamovible: no existen fórmulas mágicas para lograr nuestros objetivos. Es importante tener es to y muy claro para evitar caer en promesas de humo.
Lo cierto es que muchos son los directivos que tienen hacia un deseo casi obsesivo por resolver los problemas o conflictos de manera inmediata, rápido y, a poder ser, de una forma mágica. Y es entendible que un mundo tan frenético como el empresarial, lleve a los directivos a querer cambiar las cosas rápidamente. Sin embargo, lo siento, pero la realidad no funciona así; el cambio sólido que lleva a la excelencia, ese solo se logra a través de los hábitos.
Un hábito, según la RAE es el «modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas». Dicho de otra manera, es una conducta que incorporamos en nuestra vida de manera inconsciente y automática al punto de realizarla sin ningún esfuerzo.
Un ejemplo sencillo es cuando aprendemos a montar en bici, las primeras veces debemos poner toda nuestra atención para no caernos, pero luego podemos hacerlo sin esfuerzo mental alguno y ahorrando la energía que invertimos en esa actividad. Esto ocurre cuando nuestro cerebro ha automatizado todas las acciones que debemos realizar y todas las conductas hasta convertirlo en un hábito.
Como puedes ver, esto de incorporar hábitos a nuestra vida tiene mucho que ver con ahorrar y optimizar energía. Llevado al mundo empresarial, podemos sustituir las bicicletas por escuchar más que hablar, solicitar feedback a los colaboradores… En un principio, cuesta mucho, pero una vez convertido en hábito, nos saldrá casi por inercia.
Es precisamente a través de repetir acciones e incorporar auténticos cambios como podemos mejorar nuestras competencias para así lograr nuestros objetivos.
No se trata de realizar una única acción mágica que nos permita lograrlo, consiste en realizar y repetir muchas acciones que van en la misma dirección hasta que no precisamos de un esfuerzo mental para realizarlas, convirtiéndolas así en hábitos.
Y te estarás preguntando cuántas veces es necesario repetir la misma acción para que se convierta en hábito. Pues bien, sobre este tema, ahondó William James, conocido como uno de los padres de la psicología moderna. James defendía que somos capaces de prender una habilidad y adquirirla como hábito. Y según el psicólogo, para ello precisamente repetir esa conducta como mínimo durante 21 días. Lo que os decía al principio, las fórmulas mágicas no existen…
Siguiendo esta teoría, por ejemplo, si quieres incorporar el hábito en tu rutina laboral de leer todos los mails los lunes de cada semana a primera hora, tendrás que realizar esa tarea durante 21 semanas seguidas como mínimo hasta que se convierta en hábito.
Os puedo asegurar que ir introduciendo hábitos positivos y productivos en nuestra vida profesional nos permitirá unos resultados impresionantes. Además, la autodisciplina y voluntad se ven reforzadas y contribuyen a generar una mayor seguridad en nosotros mismos y a potenciar nuestro espíritu de liderazgo.
Hábitos y excelencia van de la mano. Motivación, trabajo focalizado y la integración de hábitos positivos son la clave.
https://aceleratucarrera.com/wp-content/uploads/2015/08/excelencia.jpg299469Jose Ramonhttps://aceleratucarrera.com/wp-content/uploads/2014/05/COACH-LOGO-1030x549.pngJose Ramon2015-08-20 11:10:222018-09-17 17:48:37La excelencia no es un acto, sino un hábito
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